Inmoralidad del tamaño de una Champions
Definitivamente, hemos llegado a un punto en que la sociedad ha perdido por completo el oremus. ¿Cómo vamos a pedir respeto de los demás hacia nosotros si luego uno es capaz de vender su alma y su cuerpo al mejor postor, pero con la diferencia de que en vez de prestarte a juegos crueles a cambio de ser colmado de tesoros, el resultado es obtener una entrada para la final de la Champions League entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid?
Desde hace unos días, justo cuando se conoció que la máxima competición continental de fútbol la disputarían los dos grandes equipos de la capital de España, ha empezado a correr como la pólvora anuncios por internet en los que se piden entradas al precio que sea. A la gente no le importa hacer el pino puente con tal de llevarse el preciado papelito para disfrutar de 90 o 120 minutos y, tal vez, penalties.
Por supuesto, en la ley de la oferta y la demanda hay unas reglas claras e inequívocas y a mayor demanda, más caro se pone el precio del producto, pero luego también debería de haber unas normas morales de ineludible cumplimiento porque lo que no parece de recibo es que haya gente que sea capaz de vender su propio cuerpo para lograr la ansiada entrada.
Por ejemplo, en internet, en distintos foros de compra venta de cosas o hasta en redes sociales se han dejado anuncios en los que una chica, que además dice que tiene novio, está dispuesta a tener todo tipo de sexo con tal de conseguir uno o dos billetes para ese partido. Digo yo, no lo sé, que con el consentimiento de su pareja, lo cual también catalogaría al individuo en cuestión y si no lo sabe, desde luego, bien haría en enterarse rápidamente de por qué su chica, de repente, puede permitirse el lujo de tener en su bolsillo un artículo por el que se están pidiendo cantidades astronómicas. De verdad, nos hemos vuelto locos. Una pena.
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