Marcos de Quinto o cómo poner a Coca Cola en un brete
Coca Cola España tiene un serio problema con su presidente, Marcos de Quinto. Por si ustedes desconocen la historia, se le detallo. Resulta que la compañía lanzó hace unos días una entrañable campaña, centrada en el Atlético de Madrid y que hubiera pasado como una más de los éxitos de esta empresa de refrescos si no hubiese sido porque el actor principal, Gotzon Sánchez, es un proetarra de tomo y lomo. Cierto es que la empresa no tenía constancia (como casi nadie de los que vimos el anuncio) de la filiación ideológica de este señor, pero lo que está claro es que una vez descubierto el pastel….pues como poco Coca Cola debería haber dado un sonoro puñetazo sobre la mesa. Pero no.
Resulta que Marcos de Quinto, lejos de ponerse en las acreditadas manos de un profesional de la comunicación, decidió que lo que había que hacer era salir a pelearse en Twitter con todos aquellos que criticaban que la empresa no pidiese disculpas. Que estamos de acuerdo en que no sabía a quién se había llamado para el anuncio de marras, pero una vez conocido, lo sencillo era ir a favor de corriente, proceder a la retirada del spot y pedir disculpas por el error que alguien, una de las empresas de publicidad que trabaja con la marca, le habían colado.
De tal forma que Marcos de Quinto se colocó en la postura intransigente de que Coca Cola España había actuado de manera correcta y que no tenía que preguntar la filiación ideológica de nadie. Bien, hasta ahí le concedo al señor presidente el beneficio de la duda. Pero una vez estallado el caso, ¿dónde está la conveniencia de persistir en el error? Y más aún, ¿le conviene a un presidente ponerse a la altura de cualquier tuitero a pelearse por la red? Porque sé de buena tinta, básicamente porque ellos lo han dicho en antena, Isabel Durán o Daniel Portero (Dignidad y Justicia) que le han respondido por Twitter con argumentos, pero otros se habrán lanzado al insulto hasta el punto de tener que bloquear a muchos usuarios.
Eso, lo que ha hecho Marcos de Quinto, en comunicación corporativa sería justo lo que no hay que hacer, máxime cuando hay otros cauces y un departamento de comunicación especializado en solventar este tipo de crisis. A día de hoy, lo que ha hecho su presidente es poner en riesgo el consumo de su bebida y, lo que es peor, que la gente relacione Coca Cola con el entorno de ETA. Eso se llama cargarse el prestigio de toda una vida en dos tuits y en una actitud demasiado inflexible.
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