La Infanta Cristina se pasó cuatro pueblos (y algún palacete) de lista

Si Felipe VI quiere empezar con muy buen pie su reinado, debe abstenerse absolutamente de toda injerencia respecto a la situación procesal de su hermana la Infanta Cristina. La reimputación que le ha hecho el juez Castro deja bien a las claras que no está por la labor de prestarse a un trágala como en su momento lo ha hecho el fiscal, el señor Horrach o, peor aún, el departamento del señor Cristóbal Montoro, donde se han dado por buenas facturas falsas para que la señora en cuestión pudiese deducirse no sé qué demonios. En fin, toda una ópera bufa que, esperemos, acabe en drama, y de los buenos, para la Infanta, ¿o acaso no somos todos los ciudadanos iguales ante la ley?

Eso sí, ya están saliendo altavoces mediáticos exigiendo que no se hagan juicios paralelos sobre el resultado de la vista que tendrá que afrontar la hermana del Rey. Pero es que es inevitable no hacer esos análisis o sacar conclusiones de manera paralela. Para cualquiera de todos nosotros supone una novedad sin parangón ver a toda una integrante de la Familia Real camino del banquillo de los acusados y, por qué no, probando las ‘excelencias’ de un camastro, de una celda de escasos metros cuadrados y disfrutando del surtido menú degustación de la cárcel. No es que disfrutemos per se de esa estampa, sino que de lo que se trata es de que se haga justicia de una vez por todas.

Vamos a ver qué sucede en las próximas semanas, pero ya verán como la presión sobre el juez Castro vuelve a subir de decibelios o le intentarán sacar pruebas irrefutables de que hay animadversión contra la Infanta. Aquí la única motivación del magistrado es clara y evidente, hay pruebas más que evidentes de que Doña Cristina era consciente de las correrías financieras de su esposo, el ‘talonmanista’ Iñaki Urdangarín, y encima daba el visto bueno, por acción o por omisión, a todos esos desmanes. Siempre se dijo que entre Elena y Cristina, ésta era la lista. Y a fe que lo es, pero se ha pasado de espabilada, concretamente unos cuantos pueblos y algún que otro palacete.