El 'Ángel' que se convirtió en un diablo pedigüeño
Hay jugadores de fútbol que, por mucho que pasen los años, seguirán siendo unos verdaderos mercenarios que sólo aman unos colores, el morado de los billetes de 500 euros. Estos futbolistas, excelsos en el campo, pero deplorables como personas desde un concepto moral, suelen actuar siempre siguiendo el mismo modus operandi, intentando convencer a la opinión pública que el club al que pertenecen no les quiere lo suficiente y para ello no dudan en tirar de agravios comparativos o en filtrar que media Europa les está siguiendo. Todo un clásico, una pauta que es de manual.
El último ejemplo lo tenemos con el ya ex madridista y reciente fichaje del Manchester United, el señor Ángel di María, un lateral que se ha ido de la casa merengue escupiendo a diestro y a siniestro contra quienes le han querido bastante, salarialmente hablando, y le han aguantado varias salidas de tono, entre ellas el año pasado, a comienzo de temporada, una tocada de huevos (con perdón) a la afición cuando se retiraba camino a los vestuarios.
En ese momento, cuando todo el mundo estaba en contra de Di María por ese gesto obsceno (aunque él adujo que se estaba recolocando los genitales), salió el entrenador, Carlo Ancelloti, y habló en su defensa, le protegió y pidió el máximo respeto para un jugador que fue clave en la décima Copa de Europa. ¿Y cómo paga este jugador el apoyo de quien hasta hace unas horas fue su máximo valedor? Con una salida de pata de banco, con un desdén de campeonato y demostrando quién es en verdad como persona.
Asegura que su marcha se debe a que cobraba poco en el Madrid (4 millones netos al año) y que la subida ofrecida por la entidad de Chamartín, 2 millones más, no era suficiente, que él quería poco menos que se le doblara su salario hasta llegar a los 8. La entidad se plantó, le dijo que o lo tomaba o lo dejaba y esto optó por romper relaciones, rebelarse y que el Real Madrid no tuviera más opciones que traspasarlo al Manchester United. Eso sí, su venta deja bastante saneadas las arcas merengues, ya que los ingleses han pagado más de 80 kilos por el lateral blanco. Eso sí, ya veremos si con Van Gaal de entrenador tendrá o no oportunidad de desarrollar su juego preciosista.
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