Artur Mas cambia consulta ilegal por elecciones
Hay que reconocerle a Mariano Rajoy que tiene baraca. De otra manera no se puede entender que Artur Mas haya decidido autodesactivar la bomba de la consulta secesionista del 9 de noviembre de 2014. A menos de cuatro semanas para que se hubiese celebrado esta patochada, el presidente de la Generalitat ha tenido que salir ante los medios de comunicación y reconocer lo que era la crónica de un referéndum abortado. Eso sí, como buen nacionalista que es, no va a dar su brazo a torcer y reconocer su error. Al contrario, lo que intentará es arrimar el ascua a su sardina y vender esto como una nueva invasión de competencias de los malos y malvados centralista de ese Madrit tan odiado para ellos.
Ahora, el siguiente paso tras el anuncio del presidente de la Generalitat de no proceder a la consulta es, ni más ni menos, que anunciar elecciones anticipadas. No le queda de otra a Artur Mas, máxime porque su socio en el Gobierno, ERC, no está por la labor de tragarse una segunda mitad de legislatura viendo como no se ha podido realizar esa consulta pro independentista. Los radicales de Oriol Junqueras querían romper con España y, de paso, cargarse al actual inquilino del Palacio de la Generalitat. Mas ha jugado a dos barajas, como buen tahúr, que es, pero desde luego sabía a ciencia cierta que el choque frontal contra el Estado no iba a producirse, que al final su tren tendría que cambiar de vía o el riesgo de ser sacado de los raíles era más que evidente.
Veremos a ver cuándo decide el señor Mas convocar esas elecciones democráticas, por mucho que él se empeñe en querer revestirlas como los comicios para paliar la afrenta que le ha hecho a él el Tribunal Constitucional. Obviamente, ya no puede ser esa cita electoral el 9 de noviembre, pero sí que perfectamente podrían ser para finales de ese mes, aunque es verdad que tendrían que ser convocadas en unos días. Lo que está claro es que alguna decisión tendrá que emanar de la Generalitat de Cataluña después de haber hecho el ridículo más espantoso desde el pasado 25 de noviembre de 2012, cuando en la noche electoral Artur Mas se echó en manos de los radicales de ERC para poder salvar su permanencia en el Ejecutivo cuatribarrado. Esperemos que los catalanes sepan a qué atenerse en unas próximas elecciones que, según la lógica, serán dentro de unas semanas.
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