La última Esperanza del PP
El Partido Popular en Madrid está decidido a hacerse el harakiri político. Mejor dicho, es Mariano Rajoy quien se ha empeñado en el innoble propósito de dejar la formación de derechas en situación de ruina y derribo. A menos de medio año para que se celebren las elecciones autonómicas y municipales, el llamado ‘Pontevedro’ sigue retardando la decisión de elegir a los candidatos que ocupen la cabeza de lista a la Comunidad y al Ayuntamiento, lo que está siendo aprovechado por fuerzas como el PSOE para, al menos en la capital de España, ir de plató en plató haciendo la campaña y encima con un aspirante tan mediático como lo es Antonio Miguel Carmona.
Dicen que en la plancha autonómica no habría mayor sorpresa y sería Ignacio González el que encabezase la misma. Lleva en el cargo desde finales de septiembre de 2012 y no parece que haya nadie que se pueda postular como alternativa. En cambio, todo el embrollo se centra en la Villa y Corte. Ana Botella despejó el camino con su anuncio de no presentarse a las elecciones, pero a partir de ahí han ido surgiendo nombres para dar y tomar, todos de féminas, Lucía Figar, Soraya Sáenz de Santamaría, Cristina Cifuentes y, la que todas las encuestas señalan como la gran favorita, Esperanza Aguirre.
Los trackings internos del PP, según comentaba hace unos días la periodista Ketty Garat, daban 15 puntos de ventaja a Esperanza sobre la actual vicepresidenta del Gobierno de España. Con los datos en la mano, ninguna organización política tendría dudas sobre a quién poner como cabeza de cartel. Es una apuesta ganadora. Sin embargo, a Rajoy no le gusta un ápice eso de que alguien salga favorecido en las encuestas. Es un tipo tan mediocre, que prefiere tener en torno a él a gente más mediocre que prefiere que no le ayuden a aupar al partido con tal de no tener que reconocer mérito alguno.
Y en el caso de la expresidenta de la Comunidad de Madrid, el problema que se genera es ese, que no le gusta para nada que su archienemiga mítica puede obtener un excelente resultado y pueda ver entonces minado su poder dentro del propio PP. Rajoy es a veces tan avieso que prefiere quedarse tuerto con tan de que los demás se queden ciegos. Para él el bien común es el que se hace a sí mismo y a los demás, simple y llanamente, que les vayan dando.
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