Tres hijos de puta menos sobre la faz de la Tierra
Hoy el mundo es un poquito más seguro. Tres hijos de puta, tres malnacidos, tres hijos de mala madre han sido abatidos por la valerosa policía francesa. Estos tres desalmados, autores de la matanza en el diario Charlie Hebdo, han tenido en vilo a Francia durante más de 48 horas. Estos desalmados se atrincheraron hoy en una imprenta del norte de París después de efectuar un tiroteo con agentes tras asaltar a un conductor. Y otro hijo de puta tomó al asalto un local de comidas judío y amenazó con cargarse a la veintena de rehenes en el caso de que las fuerzas policiales entrasen a saco a por los dos hermanos yihadistas terroristas.
Durante unas interminables ocho horas, estos cabrones, estos hijos bastardos de Alá y de Mahoma, han tenido a todo el mundo con el corazón en un puño. No se sabía si tenían a uno o varios rehenes, tampoco si podrían inmolarse, cargar contra otros policías. A Dios gracias, la operación, perfectamente pertrechada, salió limpia en el caso de los hermanos yihadistas, pero no así en el restaurante, donde el gran hijo de puta murió matando y dejó cuatro vidas de inocentes por el camino.
Desde luego, mi admiración por un cuerpo policial que ha actuado de manera exquisita, 90.000 valientes agentes que han estado día y noche desde el miércoles sin pegar ojo para proteger al pueblo francés de tan indeseable plaga de terroristas yihadistas. Nos han dado una lección de unidad y hasta de saber rectificar porque Hollande, que inicialmente metió la pata dejando fuera de la gran manifestación del domingo a Marine Le Pen, finalmente ha dicho que es un acto abierto a todas las fuerzas políticas francesas.
Quien estará doliente y de luto debe ser ese mediocre de Willy Toledo, esa basura moral con patas que todavía hoy tenía los santos cojones de decir que el vídeo en el que se ve cómo rematan al policía del miércoles tras el asalto al Charlie Hebdo era un mero y burdo montaje. Hay que ser miserable y depravado ético para decir semejante bestialidad. Pero de este elemento no me sorprende ya nada. En cierta medida, es tan rastrero como los islamistas muertos, con la única diferencia de que él no mata (aunque si puede, te destroza un local si se te ocurre abrir un día de huelga general).
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