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Desde mi escaño

José Castro: un juez con dos huevos bien puestos

José Castro: un juez con dos huevos bien puestos

Me alegra enormemente que en este país se empiece a hacer Justicia y que no haya miramiento alguno para con los poderosos. El valeroso juez Castro ha vuelto a meterle las cabras en el corral a la Infanta Cristina y le ha rechazado el recurso para evitar el banquillo de los acusados. La hermana del Rey de España tendrá que tragarse el orgullo zarzuelero y comparecer ante el tribunal. Por fin un magistrado le echa huevos al asunto y no se deja mangonear por la presión de los poderes fácticos ni tampoco se ve influenciado por los medios de comunicación, por esos medios cortesanos que ven a Castro como si fuese el demonio de Tasmania. Si la Infanta ha sido y ha actuado como una choriza, que pague sus pecados y vaya a la cárcel.

Aquí, en este país y con este sistema judicial, han ido a la cárcel personas por delitos menores. Como alguien dijo acertadamente un día, tenemos un Código Penal que beneficia al rico y perjudica al robagallinas. Resulta que ahí tenemos en la calle al Urdangarín o a su esposa gozando de la libertad que otros, con perdón, muertos de hambre, no pueden disfrutar porque han sido pillados in fraganti cometiendo pequeños hurtos. Así es nuestra Justicia.

No obstante, el señor Miguel Roca y Junyent, abogado de la Infanta (¡manda huevos que un separatista catalán defienda a la hermana del Rey de España!) seguirá trabajando de lo lindo para forzar hasta extremos insospechados los mecanismos del sistema para conseguir un aplazamiento o que al final se anule todo el proceso (que es realmente lo que busca este caballero con apellido de sanitario).

Pero yo sigo confiando en el buen hacer del juez Castro y que tiene todo perfectamente agarrado para parar cualquier tipo de recurso. Fíjense que desde finales de 2011 ya se hablaba de una posible imputación de la Infanta y surgieron voces hablando de que el magistrado no aguantaría ni medio asalto. Pues van más de tres años y el panorama procesal de Doña Cristina está cada vez más crudo y con próximas semejanzas a lo que puede ser el invierno en plena estepa siberiana. Lo que no sería lógico es que este marronazo sea sólo para el mandante de su esposo. Esto, y nunca mejor dicho, son robos gananciales.

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