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Desde mi escaño

Arda Turan: un descerebrado quinqui otomano en el Vicente Calderón

El Atlético de Madrid, si quiere pasar por un club serio, debe expedientar fulminantemente a su jugador Arda Turan. El turco, un excelente mediocampista, tiene dos neuronas por sistema funcional y basta que se le apague una para liarla parda. Lo que hizo la pasada noche del 28 de enero de 2015 en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey contra el Barcelona es de juzgado de guardia.

No se puede tolerar que este quinqui y poligenero ponga en riesgo el futuro deportivo de la entidad con una actitud que traspasa lo canallesco. Se comportó como un descerebrado más del Frente Atlético, un salvaje sin un dedo de frente que ha dejado la imagen del Atlético de Madrid hecha unos verdaderos zorros. Arda Turan actuó como esos desgraciados que tiraron al Manzanares a Jimmy. Basta ver que en un campo de fútbol es capaz de quitarse la bota e intentar darle al juez de línea.

La suerte para este bárbaro otomano fue que el colegiado, Gil Manzano, muy condicionado por lo que había pasado desde el minuto 29 con el penalti que se sacó de la manga a favor de los rojiblancos, la pena máxima que no le pita al Atleti y el posterior gol del Barça a renglón seguido, amén de la expulsión en vestuarios de Gabi, hiciese la vista gorda. A Dani Benítez, del Granada, por arrojar una botella de plástico, le cayeron tres meses de sanción.

Personalmente, como aficionado colchonero de toda la vida, me da vergüenza, asco y vómito que existan jugadores de esta calaña ya no sólo en mi equipo, sino en el deporte en general. Eso ya por no poner en un apartado especial al clan de los carniceros descerebrados, tipo Juanfran o Raúl García, que encima tienen los santos huevos de decir que hay mucha envidia hacia el Atleti. ¿Envidia de qué? No toquéis los cojones, aplicaos el cuento de la humildad nuevamente, a ver si ahora os creéis los nuevos ‘Di Stéfano, Pele o Maradona’. No es que jamás vayáis a ser estrellas mundiales, es que lo lógico y lo normal es que os quedéis en lo que sois, jugadores de medio pelo a los que Simeone, cierto es, ha sabido sacarles todo el jugo y todo el juego.

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