Las verdades de Albert Rivera contra la mamandurria andaluza
La que le han montado al pobre Albert Rivera por cantar las verdades del barquero. El líder de Ciudadanos y posible candidato a presidente del Gobierno en las próximas elecciones generales ofreció días atrás un mitin en Andalucía y dijo algo tan claro y meridiano como que había que enseñar a los andaluces a pescar, a darles una caña para que pescasen, pero que dejasen de estar habituados a esa nociva cultura de que les sirvan el pescado en su mesa sin esfuerzo alguno. Dicho en plata, el político catalán estaba denunciando con una parábola esa nefasta costumbre de la mamandurria de la barra libre de la subvención.
En modo alguno el alma máter de Ciudadanos ha llamado vagos a los andaluces. Lo que sucede es que hay quien tiene ganas de coger el rábano por las hojas y ver lo que no es o lo que no hay. El problema es que Andalucía lleva años acostumbrada a un sistema clientelar perfectamente instaurado, aunque pelín costoso, consistente en mantener un voto cautivo al que se le agradece el favor en las urnas con distintas dádivas que han ido desde las peonadas, el PER o más recientemente los ERE fraudulentos. Ese es el pescado que ha puesto sobre la mesa Albert Rivera. Esa es la costumbre con la que quiere acabar.
Evidentemente, el joven político catalán no habrá hecho grandes amigos entre los amantes de esa cultura del nulo esfuerzo, de estar siempre pendientes del maná caído desde la Junta de Andalucía. No es de extrañar que Ciudadanos se vaya de vacío en muchas localidades rurales de esta región, aunque va siendo hora que a muchos de esos habitantes y potenciales votantes les vaya sonando el mensaje en la cabeza. Habrá algún momento en el que el PSOE se quede fuera del Palacio de San Telmo y se acabe la bicoca del dinero a cambio del voto.
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