Vicente Martínez 'Pujeta'
Vicente Martínez Pujalte, diputado del Partido Popular, está dejando por los suelos la imagen de una política que ya lleva tiempo para el desguace. Que este caballero fuese la pasada semana llorando por los medios asegurando que lo que ha salido en la prensa sobre el pastizal ganado por unas asesorías verbales se corresponde con el hecho de que después de que él deje la actividad parlamentaria no tiene derecho alguno al paro es, como poco, como para darle en toda la crisma y perseguirle Carrera de San Jerónimo hacia abajo y meterle la cabeza en la fuente de Neptuno a ver si se se le aclaran las ideas a este sujeto.
Martínez Pujalte ya me pareció un tipo siniestro cuando me lo presentó en octubre de 2006 el diputado popular Guillermo Mariscal. Que nadie coja el rábano por las hojas, pero resulta que este señor me recuerda a un mafioso al cual le hubiesen ajustado las cuentas porque una de sus manos carece de una falange. Más allá de esto, que no deja de ser un mero comentario cinematográfico sobre como caracterizaban a gente como Al Capone, lo cierto es que, insisto, a mí este político no me transmitió buenas sensaciones.
Y el tiempo me ha dado la razón. Vicente Martínez Pujalte es de esos exponentes que llegan a la política para servirse y no para servir. Que el Congreso de los Diputados permita la compatibilidad a los parlamentarios y que estos puedan desarrollar una actividad paralela podrá ser legal, pero éticamente no es admisible. Ya se llevan una buena pasta por no hacer absolutamente nada. De hecho, hay representantes que pasan las legislaturas siendo conocidos como los diputados cero-cero, es decir, los que nunca hacen ni una pregunta ni presentan una proposición no de ley.
Que Vicente Martínez Pujalte se queje de no tener derecho al desempleo es querer tomar por tontos a los ciudadanos españoles porque miren como el muy zorro se calla, por ejemplo, que por todas sus legislaturas en el Congreso de los Diputados a él le queda una pensión vitalicia que ya la quisiera más del 80% de cualquiera de nosotros. A este individuo deberían de cambiarle el apellido y en vez de Pujalte tendría que apellidarse Pujeta.
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