Jesús Hermida: el maestro que se quedó anquilosado
El mundo del periodismo en España y, por qué no decirlo, a nivel internacional, está de luto con la muerte de Jesús Hermida. A sus 77 años él, que siempre ha sido quien perseguía la noticia, ha pasado a ser la noticia, luctuosa, con ese derrame cerebral que ha acabado con una vida dedicada a pensar en esta bendita y sacrificada profesión las 24 horas del día.
Sin embargo, a pesar de que Jesús Hermida ha dejado tras de sí un legado de éxitos y una provechosa cantera de talentos, no todo fueron luces en la carrera de este periodista todoterreno. Porque, aunque es verdad que él siempre ha sido un visionario y que tenía en su cabeza lo que funcionaba o no funcionaba a nivel televisivo, sus formas a veces le perdían.
Periodistas que trabajaron bajo sus órdenes alababan su rapidez a la hora de ver lo que tenía o no tenía enganche periodístico, pero también criticaban su carácter a veces demasiado impetuoso, negándose en ocasiones a escuchas las ideas que le proponían sus colaboradores. Algunos, como Curro Castillo, aseguraban que era frustrante trabajar con alguien así, que no tenía en cuenta las aportaciones de su equipo. Cierto es que cuando se es un genio como Hermida te podías permitir esas licencias, pero aun así un programa no es producto de buena estrella de un presentador, sino que hay una labor de conjunto, al igual que al Real Madrid no le bastaría sólo con el trabajo de Cristiano Ronaldo por muy bueno que sea éste.
Jesús Hermida, sin embargo, no supo ser un periodista que envejeciera como Dios manda. Intentó sobrevivir en una época demasiado digitalizada para él, quiso imponer su estilo de los 70 y los 80 en espacios que ya no iban en esa onda y fruto de ese anquilosamiento fue esa bochornosa entrevista al aún monarca Juan Carlos I, un bodrio insoportable, por mucho que ahora alguno quiera ver en esa pieza la última obra cumbre del maestro. Está claro que Hermida ha dejado huella en esta profesión, pero no supo adaptarse a una televisión que evolucionó con una rapidez para la que él no estaba preparado (y dudo que quisiera aprender lo que conllevaban las nuevas tecnologías). Aún así, siempre será un referente obligado en la historia del periodismo, aquí y fuera.
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