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Desde mi escaño

Un león muy fiero

Se llama Ronnie Green, de Hertford (Inglaterra), y digo que se llama porque, afortunadamente, en esta ocasión la víctima puede contarlo. Hablamos del accidente sufrido hace unos días en un conocido parque del sur de Tenerife, el Jungle Park, por un niño de diez años que fue atacado por un león marino. Le desgarró la pierna…y gracias, porque perfectamente podía haberse cebado con la cara y entonces ya sí que no lo hubiese contado.

Esta noticia, convenientemente silenciada por los medios de siempre, ha salido a la luz no sólo porque quienes vivieron aquella escena de pánico y de pavor subieran imágenes y testimonios varios a las redes sociales, sino porque también la familia del pequeño ha hablado con la prensa inglesa. ¿Qué la hoja parroquial de turno quiere correr un tupido velo por el suceso? De acuerdo, pero un dedo no basta para tapar el sol o la luna. El hecho se iba a conocer igualmente. Le guste o no le guste al dueño del recinto o a las autoridades de siempre que se empeñan en tapar todo lo malo para no perjudicar la imagen idílica del turismo en Tenerife.

Lo lamentable, yendo a lo esencial de la cuestión, no es que alguien decida desde su mullido despacho, previo aviso telefónico de un tercero, que eso, que el ataque de un león marino a un niño de diez años no es noticia, sino que no se hayan adoptado las medidas de seguridad necesarias para evitar este tipo de accidentes que pueden, como en este caso, acabar en una tragedia aún mayor. ¿Por qué dejamos que se repita la historia como hace ya algún tiempo con un adiestrador fallecido en otro parque de animales de la isla del Teide? ¿Tanto nos cuesta aprender de las experiencias pasadas? Parece ser que sí y lo peor es que cuando volvamos a distraernos tendremos un disgusto de igual o mayor calibre.

Lo cierto es que la dictadura de silencio impuesta para con los medios locales va a ser ineficaz si lo que se quiere conseguir es que nadie se entere de lo que ha pasado. Simplemente el hecho de que en Inglaterra se haya difundido la historia es motivo más que suficiente para preocuparse. Pero no ya los dueños del Jungle Park, sino los empresarios del sector turístico. Sabemos de sobra como determinada prensa británica hincha el perro con determinados acontecimientos y este ataque de un león marino a una tierna criaturita de diez años es carnaza más que suficiente. Que Dios les coja confesados a más de uno, pero esto puede traer cola y seguramente más de un plumilla inglés le va a sacar el jugo y los higadillos a esta información, adornándola de detalles a cual más morboso. Y mientras los nuestros…a  la luna de Valencia.

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