El radicalismo de Pablo Iglesias resucita en elecciones
Pablo Iglesias se nos desata en campaña electoral. Sus modales de mermelada, su cursilería impostada, se desmelena en cuanto huele elecciones y la posibilidad de agarrar cacho. Ahora, viendo como le han ido las cosas en la encuesta del CIS a Podemos, intenta rescatar su esencia más radical a ver si consigue hacer volver al redil a ese electorado quincemero, perroflautista y piojoso que, en su momento, llegó a darle 5 eurodiputados y ponerle provisionalmente primero en intención de voto en los albores de este año.
A Podemos, como al lobo disfrazado de cordero, se le ha visto el cartón desde hace tiempo, se ha descubierto su taimada estrategia de querer pasar de cara a la galería del chavismo más rancio a ser casi finlandeses. Sin embargo, el cambio no cuajaba y no colaba entre los más escépticos.
De hecho, dentro del partido nunca hubo unanimidad a la hora de aplaudir ese giro ideológico para captar bolsas de votos más moderadas. A los del partido morado se le había pillado el truco como a los malos trileros y no sólo terminaron de asustar a los dudosos, sino que a su panda de quema contenedores y padres con tarjetas black les empezaba a picar como una urticaria esa renuncia a sus principios fundamentales, que no son otros que implantar en España el modelo de república bananera y bolivariana de Venezuela.
Por eso Iglesias recupera el discurso de barricada, de puñalada trapera, de volver a arremeter contra la casta, pero vigilando que ésta sea de derechas. Es decir, no habrá insultos a Pedro Sánchez, pero sí contra Esperanza Aguirre a la que llama gentuza. Y, digo yo, ¿qué habría que llamar a toda esta patulea de Podemos, chusma universitaria que, amén de no dar un palo al agua, han convertido la Universidad Complutense en un nido de víboras comunistas y que han convertido sus clases en un verdadero antro del adoctrinamiento político? Que nadie se engañe, Pablo Iglesias es de los que, si la ley se lo permitiese o si él pudiera cambiar las normas, acabaría a puñetazo limpio con todos sus adversarios. Porque para él, ahí están las pruebas, todos somos lúmpenes.
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Tu puta madre -