Albert Rivera o cómo pulirse la confianza del electorado
Querido Albert Rivera:
¡Qué decepción! Te ha cegado el virus demoscópico, te has visto tan cerca en las encuestas de tocar pelo, que tus últimas intervenciones están siendo para verlas pero para verlas desde lejos y con ganas de salir corriendo. ¿Tú quién te has creído para decir que quienes no hemos nacido de 1978 hacia adelante no estamos capacitados para regenerar la vida democrática de España? ¿Acaso los de tu generación habéis nacido con cualidades especiales, al estilo Supermán, como para afirmar contundentemente tal patojada?
Albert, tu partido, Ciudadanos, se estaba convirtiendo en una esperanza para muchos votantes cabreados con el PP, para los que tampoco estaban muy conformes con el PSOE y para aquellos que no querían votar al bipartidismo, pero que tampoco les convencía Podemos. Sin embargo, tu falta de reflejos en estos últimos días pueden suponer un dolor de muelas importante de cara a los próximos comicios municipales y autonómicos.
Hay gente que está pensándose mucho eso de dar el voto a Ciudadanos y no sólo ya por tu clasismo de edad, sino porque ven que no ha habido un control exhaustivo de la panda que se te ha ido colando en el partido en diferentes circunscripciones. Por ejemplo sabemos de muy buena tinta que tú tuviste que agarrar por el cuello (metafóricamente) a Juan Marín, tu hombre en Andalucía, porque él quería haberle dado su apoyo a Susana Díaz sin haber suscrito puntos esenciales como poner en la calle a Chaves y Griñán. ¿Acaso podemos confiar en un líder que tiene que estar apagando fuegos locales? Permíteme que lo dude.
Rivera, tienes 35 años, una carrera brillante por delante, pero no puedes correr innecesariamente y cargarte un bonito e ilusionante proyecto. Somos muchas las personas de 40 años en adelante que nos habíamos entusiasmado ante la perspectiva de un partido como el tuyo que podía ser un contrapeso ideal y una alternativa a lo que había hasta ahora, pero con tus salidas de pata de banco nos pasa como esa novia desengañada de tantas mentiras, que a la mínima que nos hacen, ponemos cruz y raya. Mucho te lo vas a tener que currar a partir de ahora, Albert.
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Ruben -