PP canario: recuperar la ilusión
El Partido Popular en Canarias necesita, al igual que a nivel nacional, una renovación, una refundación o como quieran llamar al proceso, porque lo que ha sucedido tras las elecciones autonómicas y municipales del pasado 24 de mayo de 2015 es un completo caos. Es como si la formación de la gaviota hubiese sufrido un bombardeo atroz e impenitente hasta dejarle prácticamente devastado. Tan sólo se han salvado de la quema algunos municipios como Moya, Valleseco, Güímar o Los Realejos, un resultado demasiado pequeño para una fuerza que aspira a ser gobernante o primera de la oposición y que ha visto como el electorado, en algunos casos, la ha mandado al rincón de pensar (y no con Risto Mejide, precisamente).
Gran parte de la culpa de este fracaso sin paliativos del PP, 12 diputados a nivel regional, nueve menos que en 2011, lo tiene Madrid, concretamente la dirección nacional, Génova 13 o, dicho de otra manera, Mariano Rajoy Brey, que retrasó todo lo posible la designación de candidatos en aquellas comunidades y ayuntamientos donde los cabezas de lista iban a ser diferentes.
Con José Manuel Soria en el Ministerio de Industria y sin ganas de abandonar su actual responsabilidad, se puso para defender el bastión de la derecha canaria a María Australia Navarro, una política con ideas, con discurso ordenado y aseado, pero con poco punch mitinero y poca habilidad para entender cómo funcionaban los debates electorales. Ella intentó darlo todo, pero eso no es suficiente para llenar el zurrón de votos. Eso sí, no toda la culpa no es de ella. La responsabilidad viene de arriba, del propio Soria por no exigir que se la hubiese nombrado antes y que la candidata se hubiese ido fogueando y, por supuesto, de los palmeros de Rajoy, auténticas rémoras que han impedido adaptarse al partido al actual curso de los tiempos.
Al PP en Canarias, y en otras regiones y municipios del resto de España, le queda una larga travesía por el desierto, cuatro años que deberían ser tiempo suficiente para recomponer el partido y buscar no sólo rostros nuevos, sino también gente preparada. Lo que le ha sucedido al Partido Popular en estas elecciones me recuerda mucho al capítulo de junio de 1999, elecciones autonómicas, municipales y europeas, donde el hostión a nivel canario fue de tal calibre que Bravo de Laguna tuvo que dejar la presidencia regional y dar entrada a José Manuel Soria, que sumaba dos mayorías absolutas en Las Palmas de Gran Canaria. Quizá, sólo quizá, convendría poner el foco en Los Realejos y fijarse en gente como Manuel Domínguez, que lleva dos mayorías absolutas o en gente como Asier Antona, gente que sepa recuperar la ilusión y que el PP llegue a entusiasmar de nuevo a los canarios.
Artículo publicado originalmente en ABC Canarias
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