Bocachanclas y desagradecidas: así son las jugadoras de la Selección Española de Fútbol
¡Menuda panda de desagradecidas y bocachanclas! Ainhoa Tirapu, Lola Gallardo, Sandra Paños, Ruth García, Celia Jiménez, Melanie Serrano, Marta Torrejón, Irene Paredes, Leire Landa, Elisabeth Ibarra, Ivana Andrés, Vero Boquete, Silvia Meseguer, Alexia Putellas, Jennifer Hermoso, Marta Corredera y Virginia Torrecilla, Sonia Bermúdez, Amanda Sampedro, Priscila Borja, Vicky Losada, Natalia Pablos y Erika Vázquez han demostrado que sabrán darle a la pelota, pero que de educación andan bastante cortitas.
Y es que las componentes de la Selección Española de Fútbol Femenino que acaba de participar por primera vez en un Mundial, en esta ocasión en Canadá, han olvidado una regla básica cuando han solicitado, exigido y demandado por activa y por pasiva la dimisión del seleccionador, Ignacio Quereda. Esa norma de cajón es que los trapos sucios se lavan en casa. Pero ellas no podían esperar a llegar a España, dejar que pasaran unos días y solicitar una reunión con quien correspondiera. Nada de eso. Ellas tenían que dar la nota y hacer un comunicado público para poner de vuelta y media al técnico de la RFEF.
De milagro no le acabaron acusando de misógino o cosas peores al señor Quereda. Todas estas lenguaraces, capitaneadas por Ainhoa Tirapu y Vero Boquete, se dedicaron a repartirse los medios de comunicación en los que poder poner como un trapo al entrenador. Lo gracioso es que la señora Boquete se permitió el lujazo de soltar por su boquita de piñón que el seleccionador no estaba a lo que tenía que estar, que no supo tener los cinco sentidos en el campeonato. Claro, Verónica, tú sí que los tenías, ¿verdad? Supongo que especialmente en algún que otro reportaje gráfico que te realizaron en las revistas del fin de semana.
Eso sí, ya de paso, recadito para la Real Federación Española de Fútbol que aún preside el señor Ángel María Villar. Si todo este mal rollo entre jugadoras y entrenador venía de meses atrás, ¿por qué no se puso un remedio? Me puedo creer la versión de que estas tiranteces fuesen conocidas de antemano en el ente federativo, pero creo que ahora se han hecho más evidentes para intentar, por parte de las jugadoras, tapar lo que es un hecho a voces, que han hecho un papelón en el Mundial y que lo sencillo es ejecutar al inquilino del banquillo, como suele ser habitual en el 99,9% de los casos. Lo dicho, unas desagradecidas y unas bocachanclas de mucho cuidado.
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