Tsipras: una desGrecia y un dracma
Una desGrecia y un auténtico dracma. Los helenos han decidido darle un respaldo al bravucón de Tsipras y al pijo-pogre de Varufakis, su ministro de Economía para seguir metidos de lleno en la ruina, pero que ese derroche lo sigamos pagando el resto de los europeos. Pues no, eso tiene que acabar a la voz de ya y si hay que dejar caer a los griegos, pues que caigan de una vez, pero lo que no es de recibo es que los que hemos cumplido con los preceptos económicos emanados desde las instituciones comunitarias también tengamos que pagar a escote la fiesta de estos desnortados y auténticos caraduras.
Y les llamo caraduras porque no sólo es que estén hundidos en la miseria, sino porque encima se jactan de lo que han hecho. Esto es como el típico amigo que te pide dinero prestado porque supuestamente está atravesando por dificultades económicas y en vez de usarlo para tapar esos agujeros se dedica a vivir a lo grande con esa pasta que se le ha dejado y luego, cuando le toca devolvértelo, te suelta que no piensa pagarte un solo euro e incluso tiene el papo de reclamarte más. A gran escala es lo que está haciendo Grecia.
Lo peor del caso son los defensores que desde España, sin irnos más lejos, le han salido a los griegos. Anoche era un cachondeo ver al pack periodístico-sentimental Antonio García Ferreras y Ana Pastor soltando fuegos artificiales porque Grecia votó no a la Unión Europea o la portada de este lunes 6 de julio de 2015 de El Mundo donde se habla de que Grecia le dice no a la UE como si los helenos hubiesen hecho la gran hazaña del siglo.
Pues estos mismos que le ríen la gracia a Syriza, los podemitas helenos, les espero en la bajadita el día que, Dios no lo quiera ni lo permita, gobierne en España Podemos. Nos podemos ir directamente por el desagüe desde el mismo momento en que estos pisen moqueta y para ejemplo claro lo que están haciendo sus marcas blancas en corporaciones como Madrid o Barcelona, con una macedonia de ideas y propuestas disparatadas y que van directamente encaminadas a cargarse la prosperidad económica de estas ciudades. A más de uno le mandaba yo a Atenas, a que viva la experiencia de hacer cola durante horas delante de un cajero y que cuando sea su turno ya no haya billetes que sacar, a ver qué tal le sienta y a ver si luego le sigue haciendo la ola a Tsipras y comparsa.
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pollo -