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Desde mi escaño

El Balneario de Santa Cruz de Tenerife: una ruina por la dejadez de CC

El Balneario de Santa Cruz de Tenerife: una ruina por la dejadez de CC

Pudo haber acabado en tragedia, pero solamente hay que lamentar tres jóvenes heridos. Les hablo del derrumbe de un muro en el antiguo Balneario de Santa Cruz de Tenerife, en la vía que conduce hacia San Andrés y la playa de Las Teresitas, una instalación abandonada hace muchos años y que estos tres muchachos aprovecharon para colarse hasta que estuvo a punto de producirse el fatal desenlace. Ahora, evidentemente, todo queda en un gran susto y en la conveniente multa que les caerá a los padres de estos imberbes por meterse en camisa de once varas o, dicho de otro modo, en un recinto en el que el acceso está prohibido.

Pero mi propósito no es hablarles de este incidente, sino de la dejadez de las instituciones ante el deterioro de un recinto tan señero en la historia de la capital chicharrera y que ha devenido en el completo olvido hasta convertir el lugar en la ruina más absoluta. Ni Michael J. Fox sería capaz de rehabilitarla haciendo un remake titulado ‘Este balneario es una ruina’.

Y es que la larga tradición de políticos de medio pelo que ha sufrido Santa Cruz de Tenerife a lo largo de sus últimas décadas no ha invitado, precisamente, a preservar la esperanza de que alguien tome cartas en el asunto y proceda a la restauración y conservación de los lugares e inmuebles más emblemáticos de la ciudad. Al contrario, CC (Coalición Canaria o Construcciones y Contratas) ha encontrado mucho más atractivo jeringar los vestigios históricos de la capital. A los Zerolo, Hermoso, Melchior, Adán Martín, etcétera, etcétera, lo que siempre les ha atraído es la política del pico y pala, pero no el de Esperanza Aguirre, sino el pico y pala literales, el de abrir zanjas por aquí y por allá, dejar Santa Cruz empantanada y llevarse por delante joyas como la fuente de la Plaza de la Paz.

Como el Balneario no era atractivo para los aviesos intereses de los políticos de turno, se ha ido dejando dormir el tema de una manera descarada, pasándose la pelota entre Gobierno de Canarias, Cabildo de Tenerife y Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife hasta conseguir, por ejemplo, que sucedan cuestiones como ésta, que se caiga un muro que pudo llevarse por delante la vida de tres chicos.

Está claro que Bermúdez, el recién reelegido alcalde, cumple la máxima de Rajoy, no hacer nada y esperar a que el tiempo pudra las cosas, ya se llame mamotreto de Las Teresitas o ahora Balneario de Santa Cruz de Tenerife. Desgraciadamente, son los propios santacruceros los que están respaldando este tipo de políticas y de actitudes pasotas. ¿Hasta donde serán capaces de aguantar? ¿Tal vez hasta que su querida ciudad haya quedado desposeída de cualquier vestigio cultural?

Artículo publicado originalmente en ABC Canarias

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