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Desde mi escaño

Sergio Morate, el asesino de Cuenca: no deseo que mueras, simplemente que te pudras en la cárcel

Hoy el mundo es un lugar algo mejor con el apresamiento de Sergio Morate, el asesino de dos jóvenes en Cuenca, y que, muy cobarde él, puso pies en polvorosa. Afortunadamente para todos, este sujeto ha sido pillado muy cerca de la frontera entre Hungría y Rumanía y en breve será extraditado a España para que cumpla su merecidísima condena. Ojalá, de verdad, que este individuo se pudra en la cárcel.

Miren, es verdad que en estos momentos lo que me pide el cuerpo y el teclado es desearle a este sujeto lo peor, que se muera o que lo maten, pero eso sería ir contra los preceptos más básicos, el respeto por la vida que merece cualquiera, hasta el ser más rastrero y miserable como este Sergio Morate. Lo que sí espero es que no salga en décadas de la cárcel y que cada día de estancia en prisión sea un continuo recordatorio de su vil atrocidad, que sufra con la imagen continua de su doble crimen.

La suerte de este facineroso es que nuestro sistema legal y penitenciario es sumamente garantiste y que va a tener la protección ante posibles agresiones en la cárcel, protección de la que no gozaron Laura y Marina, enterradas en cal viva y sometidas a vaya usted a saber qué perversiones por parte de este elemento que de arriba no andaba precisamente bien amueblado.

Eso sí, es una verdadera lástima que parte de nuestros impuestos sirvan para mantener enchironados a gentuza de esta clase, a personas que jamás se van a reinsertar y que son venenosas para la sociedad. Ojalá, lo digo de corazón, que si a este señor no se lo lleva por delante una enfermedad, que al menos, el día que salga de la cárcel  esté ya completamente avejentado y listo para ir directamente al camposanto y después al purgatorio. Asesinos como éste no quisiera yo topármelo en las alturas celestiales.

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