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Desde mi escaño

Que hagan picadillo a los responsables de la Organización Mundial de la Salud

¿Quién está al frente de la Organización Mundial de la Salud? ¿Quién es el responsable del tremendo desaguisado que cometió la OMS lanzado a los cuatro vientos el mensaje apocalíptico de que comer con frecuencia carne roja o carnes procesadas como salchichas, hamburguesas y demás embutidos tiene el mismo riesgo de padecer cáncer, en este caso de colon, que quien sufre cáncer de pulmón por haberle dado como un cosaco al tabaco?

Cuando este tipo de noticias salen a la luz de manera tan violenta uno se para a pensar y lo primero que toma en consideración es por qué nos han tenido tantos años en la inopia, en la más pura ignorancia de la buena salud alimenticia. Recurriendo al sentido común, es verdad que todo en exceso es perjudicial, desde clavarse diariamente dos whopper, a hacerse 40 kilómetros corriendo diariamente, a pasarse nueve horas en el gimnasio o a no desconectar del trabajo. Hasta ahí creo que estamos todos medianamente de acuerdo.

Sin embargo, nosotros, ciudadanos de a pie, que desconocemos lo que se mueve por las alturas, ahora nos vienen desde la OMS con la amenaza de que caerán sobre nosotros las siete plagas si seguimos consumiendo carnes rojas o decidimos pasar la tarde con nuestros hijos yendo a un Burger King o a un Mc Donalds. ¿Sabrán en la OMS el daño irreparable que le han podido hacer a estas franquicias? De todos los millones de habitantes que somos en el mundo, estoy convencido de que más de un 70% ha ido más de una vez a uno de estos restaurantes de comida rápida y a un gran porcentaje le acaban de meter el miedo en el cuerpo.

¿No podían haber sido más concretos en el análisis en cuestión, señores de la OMS? ¿Tendremos ahora que petar la consulta del oncólogo para saber si todos los que hemos comido a lo largo de la vida carne roja o hemos pasado muchas tardes en cualquiera de las multinacionales del mundo de la hamburguesa estamos o no afectados por un posible cáncer de colón? Un poco más de rigor, señores, y, sobre todo, un poco más de tacto a la hora de lanzar al aire noticias que pueden provocar un verdadero tsunami social y económico.

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