Blogia
Desde mi escaño

Pedro Sánchez sólo piensa en su ego, el futuro de España se la trae al pairo

Alguien tendría que explicarle con urgencia a Pedro Sánchez, esta especie de Zapatero 2.0 o, como diría el genial Antonio Burgos, una fotocopia de ZP pero sin tóner, que el pacto a la portuguesa que ha ido a calcar hasta Lisboa para aplicarlo en España y desalojar así a la derecha nada tiene que ver con el que tendrá que aplicar por estos lares si pretende gobernar en La Moncloa.

Como bien dijo Carlos Cuesta, el primer dato ya resulta demoledor. El coste de la unión de fuerzas progresistas en Portugal sólo ha tenido un coste de 173 millones de euros en una serie de concesiones que, por ejemplo, no tienen como meta final la ruptura del país o la independencia del Algarve. En España, el gran acuerdo que pretende alcanzar Sánchez nos costará a los ciudadanos 27.000 millones y encima, de propina, nos supondrá que los separatistas tengan manga ancha para romper nuestro país, que Cataluña o el País Vasco puedan iniciar su proceso de independencia. Eso al ‘guapo’ de Ferraz le parecerá pecata minuta con tal de tener el mando del Ejecutivo.

Es una pena que el PSOE haya llegado al sectarismo máximo y que prefiera sacrificar el bienestar de todo un país con tal de que su secretario general satisfaga sus ansias personales y alimente su ego como si no hubiera un mañana. Ya saben eso de pan para hoy…, pero Sánchez está dispuesto a atiborrarse y a embriagarse de poder con tal de entrar como un elefante en una cacharrería por la puerta noble del Palacio de la Moncloa.

Lo que posiblemente desconozca el líder del PSOE es que los préstamos de Podemos, de los independentistas de ERC o de los proetarras de Bildu tienen un alto interés, tanto que al final acabarán arruinando España de un plumazo o acabarán con su carrera política. Incluso, no es descartable, pueden suceder ambas cosas, que las arcas se queden más tiesas que la mojada y él se convierta en un cadáver político. Y todo, ya les digo, por una cuestión de mero orgullo. Luego se hace cuando le llama Rajoy “ruin y miserable”. A las palabras, ahora, y a los hechos después nos podemos remitir.

0 comentarios