El empute de Roca por la declaración de la Infanta tira por el váter eso de que todos somos iguales ante la ley
Se ha cabreado de lo lindo y no es para menos, más que nada porque pensaba Mikel Roca que lo de la Infanta Cristina, su representada, no era más que un pariré, que al final el juez no tendría las puñetas bien puestas para mantener que la hija del Rey declarase. Pero el magistrado no ha tenido miramientos ni problemas genealógicos. No se desdice ni deshace lo establecido antes del inicio del juicio por el ‘caso Noos’ y la esposa de Urdanga, el manga, tendrá que sentar sus reales posaderas en el banquillo.
El abogado, con su evidente enfado, no ha hecho más que hacer gala de su sanitario apellido y ha tirado de la cadena para que se vaya por el wáter ese principio de que todos los españoles somos iguales ante la ley. Para Roca, hay clases y clases y la Infanta no tendría siquiera que estar allí.
El problema que este padre de la Constitución no ve es que no sólo la hija del Rey emérito y hermana del actual, de Felipe VI, debe ser juzgada, sino que falta su propio padre. Juan Carlos I, con eso de que es inviolable, se protege adecuadamente ante posibles consecuencias judiciales, pero todos sabemos o, como poco, tenemos la sensación, de que sabía lo que se movía por ahí con el pillastre de su yerno, el del ‘talónmano’.
Roca no sólo quería que se aplicase la doctrina Botín, sino que quería meterle todo un puntapié con botas de acero a un principio básico. Si cualquiera de nosotros ha tenido que pasar alguna vez a un juzgado a declarar por cuestiones nimias, qué menos que lo haga la altiva de Cristina, que al menos sufra en su regia piel lo que es empezar a justificar los mangoneos que en su nombre o en el de su familia se han perpetrado ante sus narices.
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