¡Ojalá y te dé un chungo irreversible, Otegui, rata inmunda y alimaña rastrera!
Una rata anda suelta desde el 1 de marzo de 2016 por esta nuestra España, un facineroso con pinta de cerdo desclasado que, al menos, para consuelo de la buena gente riojana, ya ha dejado de estar en su territorio. Ni el peor de los presos de La Rioja merecía tener como compañero de cárcel al hijo de puta y asesino de Arnaldo Otegui. ¿Qué culpa tendrán los habitantes de esa comunidad autónoma de tener como ‘vecino’ a esa alimaña infecta, a ese ser ruin y desgraciado, incapaz de sentir compasión alguna por los muertos que los suyos y el mismo han provocado durante cuatro décadas?
Esta víbora venenosa, esta culebra rastrera, esta sabandija de zarcillo orejero al que sólo le falta ponerle otro más en los orificios de la nariz para que alguien lo llevase a la cochiquera como un cerdo de desecho, se ofrece para ser, ni más ni menos, que el nuevo presidente del País Vasco. No hizo sino salir de la prisión y allí que le esperaban las hordas mugrientas para jalearle, para lanzarle todo tipo de vítores y con unos símbolos y unos estandartes que invito a la Fiscalía General del Estado a que los visione porque, tal vez, constituyan un delito de incitación a la violencia, de proclamas soterradas de la más vil violencia.
Insisto, La Rioja, desde hace unas horas, respira más libertad, un aire más limpio sin tener ya a un hijo de puta nacido en Elgoibar. Que se quede y se pudra allí con su basura proetarra. Lástima que los demócratas sólo tenemos al alcance de nuestra mano las armas que proporciona un sistema judicial que es el que es y que, lamentablemente, permitirá mamarrachadas como la del próximo sábado 5 de marzo de 2016 en el velódromo de Anoeta en la que se ensalzará al cabronazo éste. Tiene suerte Otegui de haber nacido en España y no en Estados Unidos. Un sujeto de su calaña, con mucho menos de lo que ha hecho aquí, habría sido carne de cañón achicharrada en la silla eléctrica en muchos estados de los EE.UU.
Aquí, lamentablemente, hace tiempo que se derogó la pena de muerte. Con personajes de estos, lástima de garrote vil. Con lo bien que le sentaría a este terrorista, a este grandísimo hijo de su puta madre al que, Dios lo quiera, le reviente el organismo una enfermedad irreversible y que al menos haya un mínimo de Justicia divina que remedie todos y cada uno de los asesinatos señalados y ejecutados.
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