La yaya Carmena nos cuesta 1.000 euros más que Ana Botella
¡Menuda jeta tienen en Ahora Madrid, la marca blanca de Podemos, que gobierna con la connivencia y anuencia del PSOE, en el Ayuntamiento de Madrid! Ya hemos sobrepasado los nueves meses de Gobierno de la yaya Carmena al frente de la corporación municipal y la única renovación que nos ha traído la septuagenaria ancianita son sus magdalenas y cocinar pollo al curry. Lo demás ha sido la deconstrucción de todos los proyectos previstos en la ciudad. Sólo hay una cosa que no ha destruido, su elevado sueldo que, dicho sea de paso, se lo ha subido 1.000 euros al año, tracatraca, que diría el inefable Eduardo Inda. Si es que cobra más que Ana Botella. Vivir para ver.
Sí señores, Manuela Carmena y sus concejales del grupo de Gobierno en el Palacio de Cibeles han decidido que lo guay y lo progre es no rebajarse un solo céntimo de los honorarios que perciben por arruinarle la vida cotidiana a los madrileños, por sus absurdas campañas y por su sectarismo por arrobas. La alcaldesa nos cuesta 100.000 euracos y todavía no se le ha caído la cara de vergüenza, al igual que al resto de los miembros de su corporación en las tareas de Gobierno (supongo que a la selvática Rommy Arce le habrán tenido que dar clases particulares y decirle que ahora su sueldo se lo ingresan en euros y no en piedrecitas de colorines. Y es que parece que esta muchacha parece tener menos luces que un coche sin focos circulando por las traicioneras curvas de Pasamayo).
Eso sí, la excusa de todos estos frescales es decir que ellos sólo cobran tres veces el salario mínimo, que el resto del dinero no se lo quedan. Cierto, ellos no, pero sí el propio partido, la televisión de Vallecas, Tele K, o asociaciones revestidas de ONG, que están directamente vinculadas con ellos mismos. Hay que echarle mucho morramen a la vida. Y en el caso de la tal Arce, una tipa que no sabe hacer la o con un canuto, seguramente con tres salarios mínimos puede ser la reina de su tribu. Aprovecha, que en 2019 se te acaba el chollo y a lo peor hasta te toca buscar un trabajo y no un echadero (no confundirlo con la localidad peruana, aunque hay coincidencias que son más que puñeteras).
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