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Desde mi escaño

El PP de Tenerife se aprovecha de los más necesitados

Hace ya algunas semanas mi compañera María Montero sacaba en su muro de Facebook una táctica que ha venido empleando el Partido Popular en Tenerife para asegurarse la presencia de interventores y apoderados en las mesas electorales y así, como si esto fuese la antidemocrática Venezuela, que nadie trampease con los votos o que desaparecieran las papeletas del partido.

Desde luego, no voy a criticar que las formaciones quieran tener a observadores o que haya gente dentro de las mismas que, por amor o devoción, deseen tirarse más de 12 horas en un colegio electoral. Sin embargo, lo que sí me parece deleznable es que se juegue con la necesidad y la desesperación humana para convencer a personas para que se tiren todo un día tras una mesa a cambio, supuestamente, de una compensación económica o de ayudas burocráticas para poder acceder a un piso y, una vez contadas y recontadas las papeletas…¡si te he visto, no me acuerdo!

Insisto, esto lo ha contado públicamente la muy valiente de María Montero y, por supuesto, no han faltado las hordas del PP que han salido a desmentir los hechos a ver si, y esto claro que va con segundas, salían tarifando la periodista y la denunciante. Pero va a ser que no, que aquí los únicos que puedan acabar tarifando son aquellos que prometen hasta meter. Porque, señores míos, es muy sencillo hacer anuncios sin papeles de por medio, pero el caso de la mujer a la que ustedes, responsables del PP de Tenerife, a la que prometieron agilizar el acceso a una vivienda, no es la única promesa que ha caído en saco roto.

Y es que, aunque esté mal hablar en primera persona, perfectamente esto me suena a la jugarreta que me hicieron ustedes en las elecciones europeas de 2009, donde se nos iba a dar una compensación de 50-60 euros por estar todo el día como interventores y apoderados en los diferentes colegios e institutos, en mi caso estuve en el Teobaldo Power. Amén de que casi no nos dieron ni las gracias, quien nos coordinaba tuvo los santos ovarios de pedirme que regresara al instituto de al lado, al Poeta Viana, porque el interventor se había pirado a ver un decisivo Tenerife-Xerez para el ascenso a Primera División. Claro, por supuesto en este caso tampoco había nada firmado, sólo te podías fiar de una palabra que, visto lo visto, tenía menos fuste que las columnas del Partenon después de un terremoto.

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