La querella de Ciudadanos a Javier Bueno...¡por cantarles las verdades!

No van a poder con él porque lo tiene todo bien agarrado y sujeto por el mango de la verdad. Me refiero a lo que le están haciendo a mi amigo (sí, es mi amigo) Javier Bueno determinados personajes que pululan por Ciudadanos en Tenerife y que desconozco, eso sí, si actúan por voluntad propia o están enviados por alguien y, importante también, si esta situación es conocida por Albert Rivera, este líder que habla de los nuevos tiempos en política y de que hay que dar rienda a la discrepancia.

El caso es que a Javier Bueno le han interpuesto una querella por contar únicamente verdades, hechos contrastados y demostrados. Si precisamente algo admiro de este político vocacional y procurador profesional es que sabe decir las cosas en un tono pausado, sin estridencias, sin tener que recurrir al insulto, ya sea flojo o de brocha gorda y quizá eso sea lo que más sarpullidos produzca en quienes han decidido buscar la forma de callar a Bueno.

A este experto en temas legales (¡le van a venir a dar lecciones a él de lo que es delictivo y no lo es!) le llevan tiempo buscando las vueltas (y no las de Taganana precisamente) porque pone negro sobre blanco una serie de hechos, no se ha mordido la lengua cuando ha visto algo que entendía que no se correspondía con la verdad. Pero nada, que al final, como ven que es alguien muy activo en las redes sociales y cuelga afirmaciones basadas en noticias periodísticas o en testimonios pasados, pues a tratar de amordazarle y, a ser posible, de manera impune. Pero, insisto, han pinchado en hueso.

Otra cosa es que, tal y como suele pasar cuando uno tiene que entrar en un quirófano, que la cosa no vaya como uno espera. El Derecho, de todos es sabido, es una disciplina demasiado proclive a la subjetividad y no siempre lo que es blanco para el común de los magistrados es entendido así por el que te toque en suerte y puede acabar diciendo que es negro, azul o rojo. También es verdad que habrá que ver si estos de Ciudadanos son capaces de llevar su apuesta hasta el final. De querellas retiradas está la Justicia repleta, sobre todo cuando la parte acusadora pueda temer que ir a juicio es poder hacer el más espantoso de los ridículos.