Almibarada Colau: dejad que los okupas destrocen a placer
¿Qué pueden esperar ustedes de Ada Colau? A ver, alguien que en su momento llama “criminales” a los banqueros o que dice de la Policía, en términos generales, que es indecente, no tiene el gen de meter luego en cintura a sus amigos los antisistema porque entonces la verían como una verdadera traidora a las creencias por las que ella ha llegado a ser alcaldesa de Barcelona.
Bien es verdad también que Colau no llega a la poltrona por sus méritos en las urnas. Ganó, sí, pero se quedó a una larga distancia de la mayoría siquiera suficiente y tuvo que recurrir a los apoyos de los radicales y, cómo no, al guiño de un PSOE que se ha revelado como otro partido que lleva en el ADN de Sánchez un espíritu ‘destroyer’ consistente en quitar de los gobiernos a la derecha o a los nacionalistas moderados.
Los incidentes que están produciéndose estas noches en el barrio barcelonés de Gracia no son otra cosa que la consecuencia de la permisividad de la alcaldía para que campen a sus anchos estos violentos, estos amigos de la CUP que no tienen mejor cosa que destrozar mobiliario urbano, coche y todo lo que se les ponga por delante, agentes policiales inclusive, porque entienden que Colau se ha pasado al tratar de desalojarles del local de una antigua entidad bancaria que ya habían ocupado en tiempos de Xavier Trías (CiU).
Por eso, Colau, viendo el cariz de los acontecimientos, ya ha dejado caer que la respuesta debe ser atemperada, almibarada, cordial, no vaya a ser que los señores okupas se cabreen, se quejen a los de la tribu de Gargantés y Anna Gabriel y vayan a hacer saltar por los aires el gobierno municipal que la alcaldesa y sus amigazos tienen en común. Y mientras los sufridos ciudadanos a soportar los destrozos y los agentes municipales a recibir agresiones sin casi poder rechistar. De traca.
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