Bárbara Ouka Leele Allende, el arte de ofenderse ante una crítica
El mundo del arte está aparejado a la críticas. No se entiende un cuadro, una escultura o una edificación si el mismo no recibe el consabido comentario que puede venir desde el más egregio entendido a cualquiera que simplemente tenga afición al mismo y que desee escribir su propio comentario.
Es un juego con unas reglas marcadas y que todos aceptan sin rechistar, entre otros motivos porque toda creación está abierta a todo tipo de interpretaciones. Las habrá más o menos acertadas, con más o menos mala leche, más o menos ácidas, pero ningún artista puede ponerse hecho un basilisco porque haya críticas periodísticas que no le gusten. Otra cosa bien distinta sería entrar en el terreno del insulto al creador. Eso ya entroncaríamos directamente con el mal gusto y, especialmente, con la falta de respeto. Algo te puede gustar o no, pero no se puede despellejar a insultos a su muñidor. Eso es de cajón.
Y digo esto a colación de la señora Bárbara Ouka Leele Allende, una de las artistas de la muestra ’Aliadas’, esa exposición sobre las menstruaciones, a la que no le han gustado ciertos artículos periodísticos. Mire usted, aceptamos pulpo como animal de compañía o, dicho de otro modo, que podamos estar errados en la crítica a la muestra. Curioso, eso sí, que seamos despachados de una manera tan poco sutil justamente los medios que no hacemos la ola a la muestra.
Nosotros no utilizamos a las artistas para ir en contra de un determinado político, en este caso Manuela Carmena. Nosotros criticamos las obras porque no nos parecen arte, nos parece que el Ayuntamiento vuelve a errar el tiro en este aspecto, pero en modo alguno hemos arremetido con insultos hacia las artistas que conforman la colección en cuestión.
El arte, estimada Ouka Leele, es tan subjetivo como decirle hoy mismo a alguien de Noruega y Finlandia que este 28 de mayo de 2016 hace un mal día en Madrid. Seguramente, nos dirían que estamos como una cabra acostumbrados como están ellos a no ver el sol y tener el termómetro varios meses a temperaturas por debajo de los cero grados centígrados. Como verá, todo es subjetivo, igual que la opinión que usted tenga por determinados artículos o la que yo pueda tener por sus creaciones. Pero jamás diré yo de usted que intoxica. Su trabajo no me gusta, pero a partir de ahí, meterme en cuestiones personales, rien de rien que dirían los franceses.
3 comentarios
yo -
Arantxa -
Javi -
Dicho esto, para realizar una crítica de arte, estaría bien tirar de contexto y no de prejuicios y manejar unas cuantas referencias que ayuden al lector a tener una perspectiva más adecuada y no todo lo contrario. Porque opiniones tenemos todos, pero a un periodista se le presupone cierta capacidad de, incluso a través de la crítica, informar, contextualizar y guiar al lector por un escenario que seguramente le sea ajeno. Si no es así, lo mismo da que hagas tú la información a que la haga el vecino del tercero, que irá con su opinión por delante y poco más. "Me gusta" o "no me gusta" no es una crítica, es una opinión sin fundamento.