Y la desgracia sobrevoló en Teno
Hemos sobrevolado la catástrofe y no será porque no se venía advirtiendo desde hace muchos años. Pero claro, esto es ‘typical Spanish’, la pachorra a la hora de afrontar los problemas, sobre todo cuando estos pueden afectar a las personas y, más en concreto, a su integridad física. Pero claro, hay que esperar a que suceda una desgracia o que estamos a punto de sufrirla para que las autoridades se pongan manos a la obra y solucionen una dejadez que dura, al menos hasta lo que mi memoria recuerda, unos cuantos lustros.
Me refiero, como ya podrán adivinar, a la famosa carretera que va desde Buenavista a la Punta de Teno, una de las vías más transitadas de la isla de Tenerife, y donde justo a su entrada se habilitó un cartel en la que, ladinamente, descargaban en los conductores la responsabilidad de cualquier accidente que sufrieran. Es decir, la titularidad de la vía no parecía ser de nadie, ni del Estado, ni del Gobierno regional, ni del Cabildo de Tenerife ni tampoco, por supuesto, del Ayuntamiento de Buenavista del Norte y, por tanto, no se prohibía expresamente el acceso a la misma a pesar del peligro latente.
Y claro, al final pasó lo que pasó, que la carretera se viene abajo y, gracias a Dios, no cogió a nadie de por medio en ese momento en el que se hunde la vía. Eso sí, hubo que preparar un rescate de película para cerca de un centenar de personas que se encontraban disfrutando de idílico paisaje de Teno justo en el momento en el que una parte de la montaña se derrumbó y se llevó por delante un buen trozo del asfalto.
Hace tres años, en 2013, Luis Febles, periodista de Diario de Avisos, definía la situación como de auténtica ruleta rusa, que cualquier día habría que lamentar una desgracia y no ha estado equivocado. Puedo entender que Tenerife vive del turismo y que la Punta de Teno es uno de los lugares más emblemáticos y espectaculares de visitar, pero si hay que clausurar de por vida ese acceso por el bien de tinerfeños y turistas será mucho mejor que acabar siendo noticia en televisiones de medio mundo. El argumento lo compraría cualquiera. Sin embargo no olviden que tratamos con políticos.
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