Feztival del despropósito de Vueling con Saleta Castro
¿Se imaginan ustedes lo que pasaría en este santo y bendito país si a un deportista de élite, llámese Leo Messi o Cristiano Ronaldo, le perdiesen en un vuelo su material deportivo y su maleta con el resto de ropa de calle y demás artículos? No se lo imaginen, se armaría la de Dios es Cristo y seguramente no sólo la compañía aérea pediría doscientas mil disculpas a los afectados, sino que además igual le costaba la cabeza a algún que otro empleado.
Sin embargo, cuando se trata de alguien que no ocupa portadas de periódicos, ni abre informativos en la radio o en la televisión, entonces el trato ya difiere de ser el que le corresponde a una empresa que presume de seriedad y que lo único que ha hecho en estas últimas 48 horas es haberse reído a mandíbula batiente de una esforzada deportista gallega, Saleta Castro, que compite el próximo 31 de julio de 2016 en una prueba de triatlón en Maastricht y que es valedera para poder clasificarse para la próxima Copa del Mundo de triatlón femenino.
Saleta, de la cual admiro su entereza por haberse mantenido en un aparente estado de calma a pesar de la cacicada de Vueling, embarcó desde Santiago de Compostela rumbo a esa ciudad holandesa, con escala previa en Barcelona. Desde el aeródromo compostelano facturó una maleta en la que llevaba todo su material deportivo: traje de neopreno, guantes, zapatillas, etcétera, amén de su bicicleta. Sin embargo, cuando llega a Maastricht se encuentra con que el equipaje no sólo no llegó a destino, sino que nadie sabía darle en la compañía cuenta alguna de su paradero. Si no es ella la que se mueve, hasta ahora estaría aún en el aeropuerto aguardando. Por una amiga que trabaja en Vueling en Madrid pudo finalmente enterarse que su bici y resto del equipaje estaban en Fez, en Marruecos.
Pero ahí no acaba la historia. Desde Vueling le dicen que hasta el 29 de julio de 2016 no hay vuelo desde esa ciudad hasta Barcelona, con lo que la posibilidad de entrenar e incluso competir con su bicicleta casi que se esfuma y sólo saben darle disculpas prefabricadas a través de las redes sociales. Finalmente, gracias al ruido mediático hecho por Saleta (recomiendo la entrevista que le hicieron los compañeros de Radio Marca el 26 de julio de 2016), la bicicleta va a llegar a Amsterdam en las próximas horas, pero del equipaje no hay noticia aún.
Espero y deseo no sólo ya que Saleta haga un papel destacado en Maastricht dentro de unos días, sino que además le meta un buen paquete a Vueling por este trato tan cafre con una pasajera que, se llame como se llame, ha pagado por un servicio que la empresa no ha cumplido. Ya está bien que para que alguien haga su trabajo como debe haya que recurrir a las redes sociales y aún así, cuando eres alguien anónimo, mediáticamente hablando, aún hay muchos obstáculos que superar para que te hagan el debido caso.
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