Baltasar Garzón o cómo revolcarse entre tumbas, panteones y fosos del franquismo
La España actual haría las delicias de Ramón María del Valle-Inclán y de sus 'Luces de Bohemia'. El esperpento que a diario se vive en este país es de los de órdago a la grande y los personajes que se asomaban a los espejos cóncavos del Callejón del Gato se vería menos distorsionados que lo que determinadas personalidad de la vida de hoy intentan hacer a diario en el ámbito público.
La Memoria Histórica interpretada a gusto de consumidores sectarios sigue su curso en España y, en lugar de concentrar las energías en mirar al futuro y a los retos infinitos a los que se enfrenta este país, los españoles, o parte de ellos, siguen removiendo el pasado para sacar lo peor de todos nosotros o, mejor dicho, de una parte.
Gente de dudoso pelaje como el exmagistrado Baltasar Garzón o los abogados Manuel Ollé y Eduardo Ranz han solicitado al Tribunal Supremo a través de una demanda que el Valle de los Caídos se convierta en un Espacio de Memoria de las Víctimas y, por ello, se saquen de allí los cuerpos de los generales Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera.
Estos señores, especialmente el primero, siguen empeñados en destrozar a marchas forzadas su crédito como juristas haciendo el más absoluto de los ridículos. Este país ya está curado del espanto y de la catatonia franquista para que ustedes sigan con la matraca. Una pena que en vez de dedicarse, por ejemplo, a defender los convenios laborales en determinadas empresas o a proponer mejoras para que la Justicia funcione como debiera en pleno siglo XXI, sigan ustedes revolcándose en tumbas, panteones y fosas tratando de cambiar el resultado de una Guerra Civil en la que todos perdieron, empezando por la propia España.
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