Diana Quer: nuevo cambio de guión y más ruido mediático
Se cumple casi un mes de la desaparición de la joven Diana Quer en A Pobra de Caramiñal, en La Coruña, y lejos de que la investigación pueda centrarse en una sola línea de trabajo, cada día que pasa es un capítulo nuevo, un giro de guión inesperado al asunto. Se han publicado tantas cosas, que a fecha de hoy, 15 de septiembre de 2016, no sabemos en realidad si la menor ha desaparecido por voluntad propia, la tiene secuestrada alguien, ha fallecido o incluso si ha sido asesinada.
Insisto en algo coherente que escuché a la Guardia Civil cuando comenzaron las pesquisas para averiguar el paradero de la joven madrileña, que no se iban a dar informaciones sobre la operación en curso hasta que no hubiese datos contrastados hasta el agotamiento. Pero lejos de que determinadas personas guardasen el debido respeto al secreto de sumario, poco a poco fuimos enterándonos por fascículos de los problemas de familia del entorno de Diana Quer.
Por lo pronto, no sólo nos enteramos de que era hija de padres separados, sino que también había problemas entre ellos, algo que se agravó más cuando un juez, en medio de toda la investigación, resuelve darle la custodia de la hermana de Diana, Valeria, al padre y éste, también con una ‘diplomacia’ más propia de Corea del Norte, hace estallar una bomba asegurando que hace tiempo que tenía que haberse producido esa decisión. Dicho de otra manera, se ponía a la madre contra el paredón de fusilamiento mediático.
Pero ahora nos hemos enterado de que la propia Diana se llevaba a matar, pero no con la madre, sino con el padre, al que llegó a denunciar por quitarle el móvil para que no hablase con su madre e incluso de llegar a suministrarle un tranquilizante. Todo esto en mayo de este año. En resumidas cuentas, que a este paso vamos a convertir este suceso en una novela de Agatha Christie donde cualquiera puede ser culpable de la desaparición. Con lo fácil que era haberse mantenido en un prudente y necesario silencio.
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