Siguen las amenazas de muerte al pequeño 'torero' Adrián y a su padre
Como en este santo país llamado España no se pongan serios en el ámbito judicial y empiecen a poner en su sitio a esa pandilla que se dedica a sembrar el odio en las redes sociales, un día va a suceder lo que nadie quisiera ver. Y es que los atacados se pueden tomar la justicia por su mano o bien algún tipo con menos luces que una patera decida que hay que ‘ejecutar’ los deseos o las amenazas que sueltan por escrito otros internautas.
Todo esto viene a cuenta de lo que está sucediendo con el ‘niño torero’ Adrián, este pequeño de ocho años al que una ‘facebookera’ y un tuitero desearon que el cáncer que sufre se cebase con él por la única y ‘poderosísima’ razón de que su deseo era ser diestro dentro de unos años. Hay que ser una alimaña y una persona sin sentimiento alguno para soltar una bestialidad de ese calibre. Eso sí, este tipo de personajes, cuando ven la que han incendiado, no sólo no piden perdón, sino que como cobardes cierran sus cuentas en las redes, como si eso conllevase que se olvidase el asunto. ¡Craso error!
El padre de Adrián, una persona que no sólo se viste por los pies, sino que además tiene una tranquilidad envidiable a pesar de sufrir con toda esta historia, ha comentado en varios medios que hay personas que han seguido insultando a través de las redes sociales y el mismo ha tenido que privatizar sus perfiles para evitar encontrarse cada mañana toda una sarta de improperios y amenazas de muertes. Porque, claro, en este país que a veces parece vivir en el esperpento valleinclanesco no parece bien visto que se denuncien las bravatas de unos tipos en las redes sociales, máxime cuando encima afectan a un menor de edad.
Aquí hay quien considera que Twitter o Facebook es una especie de ring de boxeo, pero sin regla alguna, donde se impone la ley del más fuerte o del que sea capaz de decir el taco más alto. Y eso tiene que acabar de una vez por todas. Porque aquí mucho meterse con los taurinos, pero no veo, por ejemplo, los mismos ataques contra los cazadores. Insisto, no me verán jamás en una corrida de toros, pero no por ello dejaré de reconocer que el Arte de Cuchares es cultura y, sobre todo, una fuente de ingresos importantísima, amén de que da trabajo a muchos sectores.
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edgar -