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Desde mi escaño

Sombrerazo, Roger Federer

Es para quitarse el sombrero. 35 años le contemplan, camino ya a los 36 y Roger Federer acaba de conquistar nada más y nada menos que su décimo octavo Grand Slam. La única pena es que haya sido frente a nuestro Rafa Nadal, pero sin duda es para celebrar que el genial tenista suizo, un caballero dentro y fuera de las pistas haya vuelto a demostrar a una edad en la que ya es complicado triunfar en la élite que aún le queda mucho juego en sus manos y que tiene capacidad más que acreditada para soportar las exigencias de un gran torneo de ATP y encima con varios partidos jugados al límite de los cinco sets.

El helvético, que este 29 de enero de 2017 ha dado toda una lección sobre la pista de Melbourne, se ha topado con un Nadal al que, lamentablemente, le han fallado las cosas cuando todo parecía indicar que podía haber sumado su décimo quinto gran torneo. Y ahí es donde radica el meritazo que ha tenido Federer. Con un 2-0 en su contra en el quinto y definitivo set, cualquier tenista podía haberse venido abajo. Pero el suizo está hecho de una pasta especial y en modo alguno iba a renunciar a luchar por un entorchado por el que se había dejado el alma a lo largo de toda la competición.

Cierto es que la moneda podía haber caído del lado del español, pero esto no es cuestión de suerte únicamente. Es más, diría que ese factor sólo te llega cuando ha habido detrás un trabajo, un esfuerzo y un sacrificio. Y si Nadal es un currante acreditado, Federer, con toda su técnica y elegancia, no le va a la zaga, y supo ponerse el mono de trabajo en el momento preciso y, de paso, levantarle el triunfo a nuestro tenista más laureado.

Pero lo mejor de todo es ver como al final de un duro e intenso partido, ambos tenistas se felicitaban mutuamente reconociendo que cualquiera de los dos podía haber sido el vencedor en Australia. Dos amigos antes y después de los partidos, pero que durante los cinco sets juegan a tumba abierta y ofreciendo uno de los mejores espectáculos tenísticos que han podido presenciarse en los últimos lustros. Como bien decía Paco González en la Cadena COPE, ya estamos ansiosos porque llegue Roland Garros y Nadal se la devuelva al bueno de Roger.

1 comentario

Luis Miguel Grandoso -

Ojo que hasta el propio Federer manifestó al final del partido que no le habría importado compartir el trofeo con Nadal, porque el partido había merecido la pena. La pena es que en el tenis no se puede empatar. Ganas o pierdes. Para Rafa, lo que se llama una derrota dulce, si es que alguna puede serlo.