Escándalos futbolísticos
El supuesto soborno a la plantilla de profesionales del CD Tenerife por parte del Málaga para que tuviera más facilidades a la hora de enfrentarse a los isleños y alcanzar así el sueño del ascenso está motivando ríos de tinta que, digo yo, tendrán que desembocar en una sanción ejemplar para quien o quienes hayan cometido el delito de amaño o de falso testimonio. Inicialmente, no habría razón para dudar del testimonio del jugador Jesuli. Nadie, al menos en su sano juicio, se atrevería a lanzar una acusación o entonar un mea culpa sabiendo el daño que puede provocar. Eso sí, por de pronto, y como prueba de buena voluntad, debería de ir reintegrando los 6.000 ó 7.000 euros que dice haber percibido por ese amaño. ¿Lo hará?
Esa es la gran pregunta, ¿estará dispuesto el futbolista andaluz a devolver céntimo a céntimo una cantidad que se ha cobrado por una presunta estafa deportiva? Eso es lo primero que debería haber hecho, reunir a los medios de comunicación y, con un cheque o con la cantidad contante y sonante, anunciar su devolución o ingreso en un juzgado para que las instancias judiciales hagan con ella lo que estimen más oportuno. Tampoco hay que olvidar que Jesuli, curiosamente, militó en la Real Sociedad, club que lleva tiempo detrás de todas estas denuncias sobre el Málaga. Es cuando menos paradójico que, casi seis meses después de acabada la competición liguera e iniciada la nueva temporada, salga ahora este escándalo. ¿Tal vez a sabiendas de que ya no se puede parar la competición o retirar a unos equipos para evitar una adulteración de la misma?
Sea como fuere, aquí no se sustancia poca cosa. Estamos hablando de dos posibilidades, un arreglo ilegal entre el Málaga y el Tenerife para propiciar el ascenso del primero o una denuncia falsa de un jugador que, aprovechando la amistad con el presidente realista, pretende lograr un protagonismo que no tuvo en las filas blanquiazules. Tampoco es descartable que el propio Badiola haya pagado al propio deportista para que salga a la palestra a hacer estas acusaciones. Son todo puras hipótesis que, a nivel de seguidor de este deporte, están muy bien para discutir a la hora del café o del aperitivo, pero que no se pueden quedar ahí para las autoridades deportivas. Hay que investigar a fondo y sancionar debidamente con pérdidas de categoría a Málaga y Tenerife, siempre que sea cierta la imputación del delito o condenar a un descenso a la Real Sociedad e inhabilitación a Jesuli por manchar con falsos testimonios la honorabilidad de dos entidades. Si en Italia, Francia o Alemania ya ha habido que aplicar mano dura, pese a nombres tan ilustres como Juventus, Milan o Marsella, España no debe mirar a otro lado e investigar a fondo una cuestión que no es baladí, al menos si quieren que los aficionados crean en la limpieza del balompié.
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Lewis Rogers -