Cartas mortales
El último atentado de la banda terrorista ETA ha dejado entrever con toda la crudeza del mundo la indiferencia que sienten determinadas personas en el País Vasco por la muerte de sus seres queridos. La escena que reprodujeron periódicos como El Mundo, con los amigos de la víctima jugando a las cartas como si nada hubiera ocurrido, incluso buscando a alguien que supliera al finado, deja bien a las claras que en Euskadi la realidad sigue parámetros distintos al resto. Como Arzalluz dijo en su momento, los muertos forman parte del paisaje, esta banda de criminales también es parte de ese decorado, como la indiferencia, el olvido y la marginación que sufren aquellos ciudadanos que han sido víctimas de la salvada etarra.
Es evidente que con estas subespecies humanas no es posible alcanzar ningún tipo de acuerdo ni entablar una hipotética negociación, pero tampoco con la clase política que les ampara. Y es que, a pesar de que todo se quiere focalizar en las distintas marcas que siempre ha presentado el brazo armado de ETA para tener presencia en las instituciones vascas, no hay que olvidar que hay una formación como el Partido Nacionalista Vasco que aguarda sentado pacientemente a que los terroristas le hagan el trabajo. Estos mueven el árbol y los chicos de Ibarretxe únicamente tienen que recoger los frutos. Elemental como la vida misma, no tiene vuelta de hoja.
Tampoco debe caer en el olvido la pésima gestión ejecutada por el gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero. Su optimismo a la hora de afrontar el proceso de paz, propio de quien desconoce la verdadera catadura moral de los asesinos, sólo ha servido para reforzar a estas alimañas, a que tengan presencia en las instituciones vascas y a que vuelvan a hacer de las bombas lapas y del tiro en la nuca su modus vivendi, valga la paradoja. Lo peor del caso, es que no aprendemos de los errores y no sólo nos olvidaremos en pocas semanas de lo acontecido con este empresario, sino que tampoco se echará a los concejales de ANV de los municipios donde gobiernan o tienen concejales. La aplicación de la ley es clara y con ésta en la mano se puede desalojar a estos malnacidos de los ayuntamientos. Otra cosa es que los Bermejo y Conde Pumpido estén por la labor. Sinceramente, dudo que muevan un dedo para hacer cumplir la legalidad vigente. Esperemos entonces, en ese supuesto, que los votantes tengan la última palabra en las urnas.
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