Bienvenida la reforma de la ley antitabaco
La ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, afirmó que la sociedad española "está madura" para que se pueda decidir una prohibición total del tabaco en todos los lugares públicos. "En este momento, con la información que disponemos, con la evaluación que estamos haciendo de la actual ley, creo que la sociedad está madura, y por tanto las autoridades sanitarias quisiéramos actuar en consecuencia de tomar una decisión de prohibir fumar en todos los lugares públicos", manifestó. En España está prohibido fumar en los centros de trabajo y en los demás locales públicos de más de 100 metros cuadrados desde el 1 de enero de 2006. Conocida como ley antitabaco, la norma permite a los propietarios de bares, restaurantes y demás lugares de ocio de menos de 100 metros cuadrados elegir si en sus locales se puede o no fumar.
Estoy convencido de que mi amigo Lewis Rogers, que encima lleva algunas semanas concienciado para dejar el pernicioso vicio del cigarrillo, verá con buenos ojos esta reforma que es bienvenida por muchos millones de personas, aunque no podemos dejar de reconocer que llega algo tarde (pero ya se sabe eso de que nunca es tarde si la dicha es buena). Lo que ahora acomete la señora Jiménez es, sin género de duda alguna, lo que tuvo que hacer en su momento la hoy ministra de Economía y vicepresidenta segunda, doña Elena Salgado, que era haber puesto coto total al fumar en todos los lugares públicos y no sacar esa especie de excepción a la ley que, a fin de cuentas, lo único que provocó fue un desbarajuste y los propios empresarios de la hostelería no sabían exactamente a qué atenerse.
Veremos a ver cuándo se produce esta necesaria reforma que contribuirá necesariamente a mejorar la salud de muchos impenitentes fumadores que ahora tendrán que sopesar entre tener que hacer alguna que hora extra por el tiempo que perderán en salir a la calle a echarse la caladita de rigor o mostrar una fuerza de voluntad a prueba de nicotina y empezar a ver la vida de forma mucho más saludable. Sé lo duro que debe ser estar enganchado al cigarrito o al puro, pero todo es cuestión de proponerse una mejora personal, al igual que aquella persona con sobrepeso y que decide iniciar un régimen para quitarse de por vida esos kilos de más porque no le estaban haciendo un favor desde el punto de vista de la salud, dejando al margen la tiranía de esos subjetivos preceptos estéticos (porque estar como un palillo, vive Dios, tampoco es sinónimo de estar sano como un roble).
Por supuesto, tampoc quiero olvidarme de aquellos que trabajan directa o indirectamente en la industria tabaquera. Sé que con la entrada de esta reforma legal se producirá un necesario descenso en las ventas del tabaco. De un modo u otro tendrá que ser el Gobierno quien tendrá que acometer un marco legal para evitar el más que seguro despido de una serie de trabajadores. Durante muchas décadas el Estado ha sacado una tajada bastante considerable del tabaco, amén del alcohol. Ahora es el momento, digo yo, de empezar a pensar cómo se le puede echar una mano a esas personas que, previsiblemente, van a quedarse sin empleo ante una lógica reducción de la producción tabaquera.
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Máximo Medina -