Nadal volverá por sus fueros
Se veía venir. Los españoles, tan acostumbrados a encumbrar como a destronar por la misma vía a sus ídolos, la han tomado, no todos, eso sí, con Rafa Nadal. Ahora ya consideran algunos altavoces mediáticos que es un fracaso no llegar a la final de un torneo menor, que desde que fue número 1 ya no mostró mayor interés por seguir cosechando éxitos, etcétera, etcétera. Es decir, que parece que al deportista manacorí se le ha olvidado toda la sapiencia tenística que atesoraba en apenas unos meses. Esto me recuerda a lo que sucedió en su momento con uno de los grandes del ciclismo, con Miguel Induraín, al que estaban esperando en la bajadita para cobrarse ciertas facturas. Con Nadal, insisto, empieza a suceder algo similar, pero con una diferencia, aún está como quien dice en los primeros pasos de su carrera.
El tenista balear, desgraciadamente, ha atravesado un período de lesiones que le tuvieron apartado de los principales torneos. Ya se vio, por ejemplo, en Roland Garros como no pudo hacer nada para derrotar a un adversario de menor rango como el sueco Soderling. Nadal, campeón en las cuatro últimas ediciones, tuvo que decir basta y renunciar, de paso, a los torneos en hierba, facilitando así la recuperación de Federer y que incluso Murray haya tomado ahora también el número dos mundial. Pero todo esto resulta bastante ficticio, sobre todo porque desde el momento en que Nadal vuelva por sus fueros, dentro de unas semanas o escasos meses, el cetro de número uno volverá a manos del de Manacor.
A Rafa, afortunadamente, no se le ha olvidado jugar al tenis ni se siente desmotivado, tiene muchos retos por alcanzar y aunque en estos dos torneos que ha jugado recientemente, Montreal y Cinccinatti, no ha rayado a su mejor nivel aún, que nadie ponga en duda que va a llegar al US Open con la intención de proclamarse vencedor y así sumar el último grande que aún le falta en su colección. Ya tiene cuatro Roland Garros, un Wimbledon y este año el Open de Australia. Si ahora se hiciera con el abierto estadounidense en las pistas de Flashing Meadows, daría un golpe moral a sus contemporáneos. Fíjense que con los años que ha estado en liza como número 1 Roger Federer la consecución del póker de grandes slams sólo pudo culminarse en 2009 cuando se hizo con el torneo de la tierra batida de París.
Por eso, a pesar de los agoreros de turno, dentro de poco podremos ver a ese Nadal glorioso, volviéndonos a deleitar con ese tenis físico y contundente. Los enterradores de turno, lamentándolo mucho, que esperen a mejor ocasión o, por ejemplo, que se centren más en la paupérrima trayectoria de estas dos últimas temporadas del siempre simpatiquísimo Fernando Alonso. ¿O es que hay que ser un borde redomado para evitar que te pongan a caldo? Tal vez sea esa la respuesta y por eso con quienes lo dan todo dentro y fuera de las pistas o de la carretera, Nadal e Induraín, es más fácil meterse sin miedo a represalias.
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