Cruz zapateril
¿El problema de la educación en España se resuelve con quitar los crucifijos de las aulas? ¿El hecho de estar o no estar la figura del Altísimo encima del encerado va a repercutir en una mejor nota de los alumnos? ¿Acaso se ha demostrado, científica y teológicamente, que la presencia de este símbolo católico y cristiano distrae a los estudiantes y, por ello, en vez de atender a las explicaciones del maestro, los ojos y las mentes de los niños sólo están pendientes de esa cruz? Salvo que alguien me demuestre lo contrario, lo único que ha conseguido destapar este debate es la nula querencia del Gobierno socialista por nuestra tradición religiosa. Lo que pasa es que, en pos de evitar que se le acuse de anticatólico y anticristiano, todo lo reviste de una falsa igualdad con el resto de confesiones planetarias. Su obsesión por eliminar cualquier vestigio que le recuerde a Franco (como si la Religión Cristiana y Católica sólo hubiese durado de 1939 a 1975) le lleva a disparates de ese calado, cuando en realidad debería de ocuparse de cuestiones más trascendentales.
Porque, vamos a ver, ¿en qué le afecta a un alumno o a un profesor que haya un crucifijo en las aulas? En nada, en absolutamente nada. Aquí, afortunadamente, a nadie se le imponen unas creencias, menos aún las religiosas. El hecho de que pueda haber una cruz en la clase sólo responde a esos cánones tradicionales, pero no hay fantasmas a los que perseguir, no se pretende un adoctrinamiento como si puede haberlo en países de honda y arraigada tradición islámica. Es más, en muchas de esas naciones no sólo es que hay que cumplir con los preceptos coránicos, sino que además tampoco se toleran otras religiones, ¿o es que creen que Pakistán cuenta con grandes joyas arquitectónicas de la Iglesia Católica? Nones, ni una triste barraca que llevarse a la boca.
Lo que sucede, queridos amigos, es que este presidente por accidente no sabe cómo desviar la atención de los verdaderos problemas que tenemos en España. El paro, la sanidad, la educación, todo, completamente, todo está por los suelos, somos los líderes de Europa, pero justo a la baja. Sólo Letonia nos saca ventaja en esto de la destrucción de puestos de trabajo, pero a poco que se ponga a ello Zapatero, seremos los más parados y subsidiados del Viejo Continente.
Aquí, sinceramente, la única cruz que con gusto quitarían muchos millones de españoles es la de un pésimo gobernante que dirige España a golpe de improvisaciones y de dinero, todo a partes iguales. Aquí no se le hace una huelga al Gobierno, sino a los empresarios, al menos mientras UGT y CCOO sigan percibiendo las cuantiosas subvenciones. Y uno, por muy cristiano que sea, como Bono, traga y comulga con ruedas de molino mientras siga teniendo su cheque a fin de mes y su poltrona en el Congreso de los Diputados. Al final, créanme, lo del crucifijo no es sino una maniobra más para marear la perdiz y que no se hable de asuntos de mayor calado, esas cosas que, en una nación en condiciones, supondrían elecciones anticipadas y con carácter de urgencia.
1 comentario
Máximo Medina -
P.D.: La 'huelga' no se hace contra los empresarios, sino contra la actitud de que 'algo tendremos que sacar de esta crisis'. Un economista escribía ayer en un periódico nacional, que cada vez que hay una crisis le sigue una reforma laboral. Lo único que se me ocurrió preguntarme es ¿por qué no hay una crisis cada año? Así, reformaríamos el mercado laboral cada dos de enero recortando o eliminando derechos de los trabajadores, que es la única manera de reformar... por lo que se ve.