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Desde mi escaño

Vacaciones de risa

Vacaciones de risa

Por fin volvieron de las vacaciones. Más de mes y medio sin pisar el hemiciclo porque, supongo yo, sus señorías debían estar cansadísimos del tute que se pegan a lo largo de todo el período de sesiones, dos al año y con sus respectivos días de vacaciones, como reglamentariamente les corresponde, sí, pero que no deja de ser un insulto para el resto de un país, España, que está pasando por una de sus peores crisis y que nadie da con la tecla para resolverla. Sin embargo, lo importante, lo trascendental, lo perentorio es que ninguno de nuestros diputados o senadores se queden sin disfrutar de su asueto. Y no me vale el viejo adagio de que son reglamentos aprobados y que si los marca el partido que está en el poder. No, eso es una falacia como otra cualquiera, pero aquí, en cuanto a la posibilidad de escaquearse equis días o subirse escandalosamente el sueldo, no hay diferencias partidistas ni ideológicas. En ese aspecto, seas del PP, del PSOE, de IU, CC, CiU o UPyD, todos se ponen de acuerdo.

De verdad, en Europa, ahora que ostentamos la Presidencia temporal de la Unión, deben alucinar con la idiosincrasia española, al menos en lo que toca a la clase política. Buenos sueldos, mejores despachos, dietas a tutiplén, etcétera, etcétera, y todo a cambio de ir, en muchos casos, a un escaño a hacer vaya a saber usted el qué. Es que hay parlamentarios a los que, sencillamente, ni se les conoce ni se les espera, no se sabe qué cometido ocupan, salvo el de votar según ordene el portavoz de grupo y eso, a veces, hasta lo han hecho rematadamente mal, con equívocos flagrantes como en la reciente votación de unas enmiendas en los Presupuestos Generales del Estado y que supusieron que, en primera instancia, un dinero que se iba a comprometer a no sé que gasto quedase fuera de esa previsión. Lo dicho, unos genios.

Sí, también vendrán a venderme el cuento de que ser diputado o senador es una cuestión harto difícil. Sí, no digo que no, que habrá quienes en realidad han completado una carrera de Ciencias Políticas, que han hecho sus másters o que tienen sacadas oposiciones durísimas como abogados del Estado o registradores de la propiedad. Pero, ¿qué tipo de estudios o de arduo trabajo han completado personas como Leire Pajín, Bibiana Aído o José Blanco o esos diputados del PP que, perdonen la expresión, parecen muñecos de cera, siempre circunspectos en sus escaños, con cara de aburridos, incapaces de intervenir en un pleno o en una comisión? Al final, sinceramente, quienes trabajan o tienen que tomar la palabra son los mismos de siempre y las propuestas que llevan a las sesiones, en determinadas ocasiones, mueven a la hilaridad más profunda.

No voy a negar que para el espectáculo televisivo o para la letra gorda de imprenta, los políticos son excelentes fuentes de relleno, capaces de decir la palabra o la expresión más gruesa sin que les tiemble la mandíbula. Lo peor de todo es que las puyas, incluso a veces los insultos cuasi personales que se dedican en los plenos, no dejan de ser un puro teatro, un paripé que acaba cuando se cierra la sesión y luego a limar asperezas en la cafetería del Congreso. Y mientras, volviendo a la idea primigenia, pasando olímpicamente de los ciudadanos y de los esfuerzos por capear la más cruda de las crisis.

1 comentario

Máximo Medina -

La casta política se ha inventado un mundo aparte (Four Life) que nada tiene que ver con la realidad. Ellos conforman las crisis de los países, ya sea por intervención directa o por omisión, y los perjudicados son otros. El profesor Rodríguez Braun dice que el excesivo intervencionismo de los gobiernos daña la economía y la última gran recesión está provocada por la inexistencia de leyes que permiten especular y crear productos financieros fuera de todo control. ¿Quiénes pagarán al final el pato de sus señorías? Pues los de siempre, los pringados de a pie que no pintan nada a la hora de decidir su futuro más próximo. ¿Sería capaz ZP, o cualquier otro presidente del país que sea, de someter a consideración ciudadana todo lo que le implique directamente, como reforma laboral cambio en la edad de jubilación, salario base..? Ni de coña, un reférendum por cualquiera de esas cuestiones lo perderían de antemano. Y todo eso con más vacaciones que la enseñanza. Y luego se quejan de que trabajan demasiado. Si es que son unos caras...