Debate nulo y previsible
El esperado debate entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, quedó en tablas, por no decir que fue nulo. El primero, una vez más, echó balones fuera y reclamó responsabilidad y apoyo por parte del Partido Popular, mientras que el segundo, a pesar de sus veladas amenazas sobre una posible presentación de la moción de censura, adelantó que no registraría tal iniciativa en la Cámara al no tener los apoyos necesarios. Pura aritmética parlamentaria, pero que deja bien a las claras que, si bien nadie confía ya en el actual Ejecutivo, tampoco hay argumentos para fiarse de la supuesta alternativa gubernamental. Lo cierto es que, al margen de esas dos fuerzas, tampoco hay nadie más que, a día de hoy, se pueda revelar como una serie opción de un futuro gabinete. Izquierda Unida tiene lo que tiene y la democrática formación de Rosa Díez tampoco da para más. El resto, todos partidos nacionalistas de extremismos más o menos moderados.
Lo triste del caso es que al final este tipo de actos parlamentarios quedan para la hemeroteca como un intercambio de frases más o menos ingeniosas o de bobadas supinas; porque para tontería interplanetaria las visiones y las predicciones de ZP, que asegura que en este semestre ya se saldrá de la crisis (sí, esa misma en la que no estábamos) y que también para mayo o para junio se creará empleo neto (menos los prorrateados del Plan E, añado yo). Lo que no entiendo es que estos datos los suelte el presidente por su boca como si no costara. Imagino el alivio que debe tener el archimillonario jubilado Pedro Solbes al ver los berenjenales en los que mete a Elena Salgado el señor ZParo. La inconsciencia de un mandatario que se echa en manos de vaya a saber usted qué pitoniso financiero debe provocar úlceras sangrantes a quienes luego tienen que dar la cara (básicamente para que se la partan), que son los responsables del área económica.
Pero no se crean que Rajoy está mucho mejor. Entiendo, y en su momento lo defendí, que la moción de censura no tocaba, pero lo que no se puede hacer es amagar hasta último minuto de partido y, a la hora de rematar a puerta, es decir presentar la moción, tirar el balón al quinto anfiteatro. Lo positivo de intentar desbancar vía parlamentaria al actual Ejecutivo sería, en el caso de que no se consiguiera (y seguro que no se logra), observar con detenimiento la actitud del resto de partidos que conforman el arco democrático de la Carrera de San Jerónimo. Muchos quedarían retratados y, de paso, ofrecerían un inequívoco mensaje a sus afiliados, simpatizantes y votantes, de que prefieren seguir apoyando las políticas del llamado capitán del Titanic, ése que ya no sólo no es capaz de evitar los icebergs, sino que va a chocar directamente contra ellos. El problema es que el casco de esa nave, que se llama España, no está preparada para sufrir más embates y quienes sufriríamos el hundimiento seríamos más de 44 millones de pasajeros. Pero claro, a él le da lo mismo, tiene su chaleco salvavidas y me temo que Rajoy también llegaría a un acuerdo para escapar del ahogamiento.
Lo triste del caso es que al final este tipo de actos parlamentarios quedan para la hemeroteca como un intercambio de frases más o menos ingeniosas o de bobadas supinas; porque para tontería interplanetaria las visiones y las predicciones de ZP, que asegura que en este semestre ya se saldrá de la crisis (sí, esa misma en la que no estábamos) y que también para mayo o para junio se creará empleo neto (menos los prorrateados del Plan E, añado yo). Lo que no entiendo es que estos datos los suelte el presidente por su boca como si no costara. Imagino el alivio que debe tener el archimillonario jubilado Pedro Solbes al ver los berenjenales en los que mete a Elena Salgado el señor ZParo. La inconsciencia de un mandatario que se echa en manos de vaya a saber usted qué pitoniso financiero debe provocar úlceras sangrantes a quienes luego tienen que dar la cara (básicamente para que se la partan), que son los responsables del área económica.
Pero no se crean que Rajoy está mucho mejor. Entiendo, y en su momento lo defendí, que la moción de censura no tocaba, pero lo que no se puede hacer es amagar hasta último minuto de partido y, a la hora de rematar a puerta, es decir presentar la moción, tirar el balón al quinto anfiteatro. Lo positivo de intentar desbancar vía parlamentaria al actual Ejecutivo sería, en el caso de que no se consiguiera (y seguro que no se logra), observar con detenimiento la actitud del resto de partidos que conforman el arco democrático de la Carrera de San Jerónimo. Muchos quedarían retratados y, de paso, ofrecerían un inequívoco mensaje a sus afiliados, simpatizantes y votantes, de que prefieren seguir apoyando las políticas del llamado capitán del Titanic, ése que ya no sólo no es capaz de evitar los icebergs, sino que va a chocar directamente contra ellos. El problema es que el casco de esa nave, que se llama España, no está preparada para sufrir más embates y quienes sufriríamos el hundimiento seríamos más de 44 millones de pasajeros. Pero claro, a él le da lo mismo, tiene su chaleco salvavidas y me temo que Rajoy también llegaría a un acuerdo para escapar del ahogamiento.
4 comentarios
Pavoguze -
Cbuwunedud -
Máximo Medina -
P.D.: Me gustaría indicarle a José, que no sé quién es, que si queremos ver a Rajoy qué hace, nos lo tenemos que aguantar cuatro años. Ése es el problema. Saludos.
José -
dido,aunque a mi tampoco me guste su forma de proceder,no lo puedo guzgar antes de que haya hecho algo.Veamos 1º que hace,y luego opinemos.