Sobreeuforia madridista
Mucha euforia, demasiada diría yo, veo en el entorno de los aficionados merengues en relación a su, no conviene olvidarlo, recién estrenado coliderato (que no liderato, que no es lo mismo). Los blancos más recalcitrantes ya empiezan a echar sus cuentas y las campanas al vuelo y no sólo es que hablen ya de que la Liga es cuestión de pocas semanas, sino que también se atreven a pronosticar su presencia en la final de la Champions League y eso que aún queda por solventar, por ejemplo, el partido de vuelta frente al Olimpique de Lyon, al que se le ha de ganar, como mínimo, por dos goles. Todos confiamos en un pleno español en esta semana y en la que viene, pero los encuentros difícilmente se ganan antes de saltar al campo, y mucho menos recurriendo al manido espíritu de Juanito y las históricas remontadas en el Bernabéu. Pero vamos, lo más sorprendente de todo, y que coincide plenamente con la idiosincrasia del español medio es la facilidad que tienen determinados especialistas deportivos para olvidarse de la gesta realizada por el Barcelona hace tan solo tres meses, cuando conquistaba en Abu Dhabi el sexto de sus entorchados en el año 2009, la Copa Intercontinental o Mundial de Clubes, como quieran llamarlo. Ahora todos son propensos a las comparaciones, a manifestar que el conjunto que dirige Pep Guardiola está más que oxidado y que la máquina ya no funciona como antaño. Vamos, un poco más, y en poco tiempo el Barça se puede quedar fuera de los puestos de Liga de Campeones, siempre a juicio de los Roberto Gómez, Relaño, Eduardo Inda o Roberto Palomar, esos mismos que también le confieren todo el mérito del liderato compartido entre merengues y culés a la autogestión de la plantilla madridista. Pellegrini, cómo no, debe ser un recién llegado a estos lares y no tiene arte ni parte (y Roig pagándole un sueldazo durante cinco temporadas, ¡qué desperdicio, por Dios!). Por supuesto, ahora mismo, tal y como están las cosas, no aventuraría todo mi capital a que la Liga sea del Barcelona, pero también es verdad que los blaugranas coinciden en repetir esa caída de tensión entre mediados de febrero y primeros de marzo, pero luego, una vez se han reseteado, vuelven a ser quienes eran, con un juego preciosista y son capaces de comerse el mundo. Al menos, ya que jugamos a las comparaciones, a los de Guardiola, en la única competición en la que no están vivos, la Copa del Rey, fueron eliminados por uno de los finalistas, el Sevilla, mientras que los blancos, todo hay que decirlo, fueron ridiculizados en Santo Domingo y en el Santiago Bernabéu por el Alcorcón. Sobran, qué duda cabe, las palabras. Pero esto es lo bueno que tiene el balompié, que es cambiante y la negra realidad que hoy vive, por ejemplo, el CD Tenerife o el Real Valladolid, pueden ser cambiadas en cuatro semanas, como le sucedió al Español o al Mallorca hace justo un año. Por arriba, en Chamartín, ahora son todo risas por el bajón del Barcelona, pero estoy casi convencido de que ahora que se han puesto ambos a la par, en la mente de Guardiola no hay descanso hasta volver a sacar un largo trecho de ventaja al Real Madrid. Acuérdense que hace un año, después de tener una renta de doce puntos de distancia, cuando los blaugrana llegaron a tener virtualmente sólo un punto de ventaja, 1-0 al poco de empezar el choque en el coliseo merengue, se vio la mejor exhibición de fútbol de hace muchas décadas y un 2-6 casi irrepetible. Por eso, y con el antecedente del chorreo del señor Boluda, más valdría que en la acera de Concha Espina mantuvieran la calma, por si las moscas.
2 comentarios
Lewis Rogers -
Máximo Medina -
PD: No apuesto nada por nadie, salvo a la bonoloto.