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Desde mi escaño

Pocoyó Concepción

Pocoyó Concepción

El presidente del CD Tenerife, Miguel Concepción, se ha convertido en el Pocoyó de los mandatarios de Primera División. Al conjunto blanquiazul, lamentablemente, le han tomado por el pito de sereno en la Liga de Fútbol Profesional y, lo peor de todo, es que esa tomadura de pelo va a continuar hasta el final de la presente campaña. Lo de que el domingo que viene (salvo que la huelga de futbolistas se mantenga y no haya jornada) el CD Tenerife tenga que jugar en el Heliodoro Rodríguez López ante el Getafe a las 16 horas supone toda una declaración de intenciones de lo que se piensa ante las quejas de la directiva blanquiazul. Dicho de otro modo, los Astiazarán, Villar y compañía fueron a París y se pasaron las quejas tinerfeñistas en relación a los horarios por el mismísimo Arco del Triunfo.
 
Y miren, soy un defensor a ultranza de Miguel Concepción, considero que es un dirigente moderado en sus formas, pero también es verdad que a veces hay que pegar un sonoro puñetazo sobre la mesa. Al CD Tenerife le han hecho un sinfín de faenas horarias, con varios partidos caseros disputados a las cuatro de la tarde, fue el primero en estrenar el partido de los Lunnis (digo de los lunes) y, por si fuera poco, justamente colocan el choque frente al Valladolid dos horas antes del clásico entre el Real Madrid y Barcelona. Pese a las promesas de la LFP, los blanquiazules seguirán condenados a jugar en las franjas horarias más delicadas. Los aficionados, sinceramente, están hasta el gorro de estos tejemanejes, pero acudirán, una vez más, en masa para apoyar al equipo de sus amores.
 
Además, por si fuera cachondeo recalcitrante, siempre se ha mantenido una teoría que se cae por su propio peso, que en determinados horarios no pueden coincidir partidos. Se supone, siempre según la LFP y los operadores televisivos, que el sábado de 19 a 21 horas (de 20 a 22 en el resto de España) no podían coincidir dos partidos. Pues bien, en esta pasada fecha no sólo es que haya habido dos encuentros, sino tres. ¿Y las quejas de las cadenas que daban los choques? Nada, ni media. Sin embargo, cuando el Tenerife ha propuesto como horarios habituales, salvo que fuese el encuentro escogido por La Sexta o por el Canal Plus, jugar los sábados a las 19 horas o los domingos a las 18 horas (siempre entendiendo esa petición cuando actúa como local), la respuesta ha sido tajante, que es imposible por no sé qué estricta regulación horaria para no perjudicar los derechos de los operadores audiovisuales. Luego, por supuesto, la LFP ha hecho lo que le ha venido en gana y Pocoyó Concepción ha tragado como un campeón.

1 comentario

Lewis Rogers -

'¿Afición o televisión?'

El Villarato manda más que nunca y el Tenerife, en lo que a horarios se refiere, es una de sus víctimas, aunque no la única. Al igual que el equipo blanquiazul hay otros equipos menores, porque aquí lo que interesa, para las televisiones, claro; es todo lo que suceda alrededor del Real Madrid y el Barcelona, el resto, incluidos escuadras históricas como Sevilla, Valencia, Ath. Bilbao, At. Madrid, Deportivo y demás son los ingredientes que necesita un guiso, pero que no son imprescindibles. Si con tanto cambio horario la afición sigue respondiendo es que no existe el menor problema para que la LFP, la FEF o quien sea 'maltrate' al Tete en este terreno. Es necesario regresar al pasado y situar todos los partidos a la misma hora, algo que sólo se hace en las dos últimas jornadas, y dejar aparte los encuentros televisados. Lo que ocurre es que el negocio está ante que los equipos y cuando no tienes libertad ni para situar tus horarios, estás perdido. Las entidades, salvo los dos grandes, han tragado tanto que parece imposible regresar a lo anterior. Será, una forma más, de matar el fútbol por el lado dulce, porque también llegará el momento en el que se aficionado se cansará de tanta ioditez y sobre todo de que no se le tenga en cuenta. ¿Quién mantiene el fútbol, las televisiones o los aficionados? Si la respuesta se inclina por los segundos, la tenemos liada.