Ruindad merengue
Penoso, sencillamente lamentable que el entorno madridista, comenzando por los propios medios de comunicación afines al Real Madrid, y terminando por los aficionados más radicales, hayan mostrado su satisfacción por el mal resultado obtenido el martes por el Fútbol Club Barcelona en la ida de las semifinales de la Liga de Campeones frente al Inter de Milán. Los popes del periodismo merengue, a cuyo púlpito se ha encaramado descaradamente el director de Marca, Eduardo Inda, no saben qué hacer para evitar la debacle que para ellos supondría que los azulgranas disputen la final en el estadio Santiago Bernabéu. De acuerdo que un medio de comunicación no anota ni recibe goles, pero sí que resulta triste que se desee que un equipo español (al margen de los cuatro independentistas que consideran que Cataluña es una nación) caiga para no tener que sufrir lo que algunos consideran la mayor afrenta para los blancos, que el Barça juegue y gane este entorchado en Chamartín.
Convenimos que los de Guardiola no estuvieron finos, que se vieron superados en todo momento por el conjunto interista y que las respuestas o las soluciones buscadas no resultaron eficientes para frenar el ímpetu del equipo lombardo. Es más, el entrenador de la escuadra nerazurra, José Mourinho, estaba más que motivado frente a un Barcelona al que siempre le ha unido una relación de odio-odio exacerbado. Pareciera importarle poco haber regalado el liderato del scudetto a la Roma con tal de apear a los catalanes de la final de Madrid. Pero queda una vuelta por disputar y me parece absurdo descorchar el champán dialéctico antes de que se haya comenzado el encuentro del Nou Camp. A algunos les puede suponer más de un disgusto o úlcera estomacal como el Barcelona remonte. Y no es nada descabellado.
A mí, sinceramente, me da mucha pena que un rotativo tan ecuánime como había sido Marca en los últimos años, haya pasado a convertirse recientemente en un periódico de información casi íntegramente madridista, pero además proporcionada desde una vertiente que raya en algunos casos el forofismo más radical. De hecho, me sorprendió bastante observar hace un par de semanas como Eduardo Inda colgaba un vídeo-blog en la edición digital para criticar la decisión de Ramón Calderón, ex presidente blanco, de haber solicitado la final de la Champions, ¿Por qué criticó ahora la decisión y no antes de que el Real Madrid fuese eliminado ridículamente de esta competición?
La soberbia y la falta de perspectiva de determinados gurús mediáticos están haciendo un daño irreparable a la institución blanca, aunque de momento Florentino Pérez parece haber aprendido de errores anejos y se ha mantenido firme en cuanto a la continuidad del entrenador, de Pellegrini. De acuerdo que es duro que después de más de 300 millones de euros de inversión sólo se pueda exhibir como éxito un subcampeonato liguero (que a estas alturas es lo único seguro de lo que puede presumir el Madrid), pero el dinero, aparte de no dar la felicidad, tampoco garantiza títulos ni da poderes extra al equipo, tal y como certificaron Alcorcón y Lyon. Por eso, el cachondeo en la orilla merengue me recuerda a la del mal estudiante que se ríe de aquel que suele sacar de media nueves y dieces y que un día, por circunstancias de la vida, sólo saca un cuatro. Seguro que en la repesca solventa el compromiso con Matrícula.
1 comentario
Lewis Rogers -