Rajoy se pasa de frenada
El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy Brey, se ha pasado de frenada (incluso se ha saltado un ceda al paso con pinta de Stop) al declarar firmemente en una entrevista realizada en Onda Cero que el actual jefe del Ejecutivo valenciano, Francisco Camps, volverá a ser candidato a la Generalitat independientemente de lo que diga la Justicia en relación al manido asunto de los trajes. En verdad, digo yo, si sólo estuviéramos hablando de unas simples prendas, para el choriceo que hay por estos y aquellos lares de nuestra España, no me preocuparían en exceso las afirmaciones del líder de los populares nacionales. Sin embargo, una vez más, considero que Rajoy se ha excedido en sus palabras, dejando bien a las claras que la moderación no es lo suyo. O bien permanece en un angustioso silencio o, por el contrario, se le desata la sin hueso como si no costara.
El mandatario del PP, para la buena marcha de las cosas, lo que tendría que hacer es esperar al fallo del Tribunal Supremo, que tendrá lugar el próximo 12 de mayo. Una vez haya sentencia firme, entonces se podrá hacer un juicio de valor con mayor precisión, pero adelantarse a una supuesta decisión del alto tribunal es, cuando menos, un riesgo innecesario y la posibilidad, caso de que al final los magistrados hallen indicios evidentes de culpabilidad por parte de Camps, de que al final parte de la porquería en la que pudiera estar involucrado el presidente de la Comunidad Valenciana acabe manchando a todo el Partido Popular. Bravuconadas, si uno realmente fuese consciente de lo que se está jugando, las justas, pero no parece ser esa la moneda de uso común de los dirigentes peperos, al menos de los que ahora mismo están situados en la cúpula nacional.
A mí, me da la sensación de que al presidente del PP, cada vez que tiene una semana donde considera que ha hecho un bien a la patria, como reunirse con Zapatero y después con Montilla, sufre una especie de enajenación mental transitoria con visos de creerse ya jefe del Ejecutivo español. Normalmente, porque esto ya ha sucedido en otras ocasiones, los efectos suelen pasarse a los pocos días, especialmente cuando vea como el propio ZP, sin ir más lejos, acabará convirtiendo todo lo hablado, pactado y acordado en esa entrevista en el Palacio de la Moncloa en papel mojado. Ese es el gran problema de Rajoy, que aún no se ha dado cuenta de que el rol de opositor no se ejerce a tiempo parcial, sino que debe ser una constante. En esto, el actual dirigente popular se parece mucho a Fraga, que también era engañado continuamente por el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, cada vez que mantenían un encuentro en la sede monclovita. Curiosamente, ambos son gallegos y ambos, también, consiguieron que el PP no fuese una oposición sólida ante unos Ejecutivos socialistas que, visto lo visto, fueron acrecentando su cuota de poder hasta perder toda óptica con la realidad.
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Máximo Medina -