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Desde mi escaño

El ejemplo australiano

El ejemplo australiano

Un buen amigo me manda por correo el puñetazo en la mesa que Kevin Rudd, primer ministro de Australia, ha dado ante la insostenible situación a la que se ha llegado en su país con el comportamiento de ciertos inmigrantes musulmanes que, al parecer, no están por la labor de adaptarse a las normas de convivencia del país. Es más, han tratado de imponer sus reglas de conducta, religiosas y demás al resto de los nativos. Pero, al contrario que en España, las autoridades políticas locales han dicho basta y les reproduzco íntegro el texto enviado porque es un documento de un gran interés y que, dicho sea de paso, ZParo podría tomar y coger apuntes.

“A los musulmanes que quieren vivir bajo la ley Islámica Sharia se les dijo el miércoles que se vayan de Australia, cuyo gobierno ha emprendido una campaña contra los radicales en un esfuerzo para evitar potenciales ataques terroristas.

También Rudd despertó la furia de algunos musulmanes australianos cuando declaró que él ha dado todo su apoyo a las agencias de contrainteligencia australianas para que espíen las mezquitas que hay en la nación.

Citamos: "son los inmigrantes, no los australianos, los que deben adaptarse. O lo toman o lo dejan. Estoy harto de que esta nación tenga que preocuparse si estamos ofendiendo a otras culturas o a otros individuos. Desde los ataques terroristas en Bali, estamos experimentando un incremento del patriotismo en la mayoría de los australianos."

"Nuestra cultura se ha ido desarrollando durante dos siglos de luchas, tribulaciones y victorias por parte de millones de hombres y mujeres que buscaban libertad. Hablamos principalmente inglés, no, libanés, árabe, chino, japonés, ruso o cualquier otro idioma. De modo que si usted quiere formar parte de nuestra sociedad, aprenda nuestro idioma."

"La mayoría de los australianos creen en Dios. Esto no es una posición cristiana, política o de la extrema derecha. Esto en un hecho, porque hombres y mujeres cristianos, de principios cristianos, fundaron esta nación. Esto es históricamente comprobable. Y es ciertamente apropiado que esto aparezca en las paredes de nuestras escuelas. Si Dios le ofende a Usted, sugiero que considere vivir en otra parte del mundo, porque Dios es parte de nuestra cultura. Aceptamos sus creencias y sin preguntar por qué. Todo lo que pedimos es que usted acepte las nuestras, y viva en armonía y disfrute en paz con nosotros."

"Éste es nuestro país, nuestra patria y estas son nuestras costumbres y estilo de vida y permitiremos que disfruten de lo nuestro pero cuando dejen de quejarse, de lloriquear y de protestar contra nuestra bandera, nuestra lengua, nuestro compromiso nacionalista, nuestras creencias cristianas o nuestro modo de vida, le animamos a que aproveche otra de nuestras grandes libertades australianas, el derecho de irse. Si usted no está contento aquí, entonces váyase. Nosotros no le obligamos a venir aquí. Usted pidió emigrar aquí. Así que ya es hora de que acepten el país que les acogió”.

 

Siempre habrá quien vea en posturas como las del señor Rudd tintes xenófobos, pero nada más lejos de la realidad. Es una norma de sentido común. Si usted invita a alguien a su casa, le da alojamiento, comida y le da todos los permisos y derechos, lo menos que se puede esperar de esa persona a la que usted le ha abierto las puertas es que, al menos, respete las costumbres de los anfitriones. Nadie le ha dicho a esos musulmanes que tengan que cambiar de religión, sino que pueden seguir con sus creencias, pero sin tener que imponer las mismas al resto. En España, en cambio, es todo casi al revés. Quitamos crucifijos e iglesias para dar preponderancia a la construcción de mezquitas. Posiblemente, nos hace falta un primer ministro australiano en la Moncloa.

2 comentarios

Miguel -

Es lo razonable, si vienes a mi país respeta mis normas de convivencia, que yo te respetaré a ti. El límite de los extranjeros, sea en el país que sea, se encuentra en las leyes y costumbres de donde viven. Si no les gusta tienen el derecho a irse, o la opción de aceptarlo y respetarlo, independientemente de lo que piensen, que eso siempre se quedará para ellos.

Máximo Medina -

Un primer ministro australiano quizás no haga falta en Moncloa, pero otro español cualquiera, incluso hasta socialista, puede que sí. ZP tiene una manera de hacer las cosas que atesora el don de irritar siempre a alguien. Últimamente va de salvapatrias y de ahí las medidas de recorte que ha establecido, aunque sin darse cuenta, o puede que dándosela, de que le está haciendo el trabajo sucio a la derecha. Es el sino de los partidos de izquierdas que una vez aposentados en el poder se dedican a hacer política de derechas, para eso, como dice un amigo mío, mejor pongan al original, que por lo menos sabemos por dónde camina. Las palabras del primer ministro Kevin Rudd están llenas de sentido común (el menos común de los sentidos) y más de uno tendría que aplicarse el cuento para poner a cada cual en su sitio. ¿Cuando los canarios emigraban a Venezuela u otros países suramericanos imponían sus tradiciones y creencias, verdad que no? ¿Entonces por qué tenemos nosotros que ser tan permisivos con quienes emigran o han emigrado a España? No pretendo, ni mucho menos, que sean ciudadanos de segunda, pero sí que tengan los mismos derechos y ¡obligaciones! que tenemos los españoles. ¿Por qué tienen que ser diferentes en este último sentido? Si alguien piensa que por ello soy xenófobo o racista, pues allá él.