Blogia
Desde mi escaño

Las Teresitas, un caso de publicidad subliminal

Las Teresitas, un caso de publicidad subliminal

El calor, qué duda cabe, debe hacer estragos de los buenos en quienes tienen la responsabilidad de informar fielmente a sus oyentes, lectores o televidentes. Este es el caso del informativo de Antena 3, a nivel nacional, donde, bien por desconocimiento o bien por un determinado interés localista, se dio la noticia sobre la concesión de más banderas azules al Archipiélago, amén de unir esa nota con la ola de calor reinante por estos lares, desde la playa de Las Teresitas, una instalación que hace años, más de una década concretamente, que no recibe ese galardón al incumplir varios puntos para ser considerada una playa de calidad.

 

Por supuesto, quienes están en la Península e incluso en otros puntos de Canarias, cuando ven aquellas imágenes tan idílicas de Las Teresitas, babean de envidia por no poder estar allí, justo al lado del presentador. Sí, las tomas son ideales, especialmente hechas para que no se vea el esqueleto del mamotreto, la inexistencia de un paseo playero o lo asquerosas que están determinadas zonas de la playa. Es que, verdaderamente, quien no conozca la historia de este entorno puede vivir feliz en su ignorancia, pero quien sabemos de pe a pa lo que ha pasado con este lugar, nos duele, y mucho, que haya determinados medios que le hagan el juego a políticos de medio pelo.

 

Porque, miren ustedes, sé de buena tinta que informar sobre la ola de calor o las banderas azules, especialmente en días como los que estamos teniendo en esta semana, supone un esfuerzo sobrehumano. Irse hasta el Sur de Tenerife para dar cuenta de ambas noticias, que sería lo correcto, es duro, pero informativamente es un punto. Sin embargo, no creo que sea tanta la vagancia por parte de los compañeros de Antena 3 en Tenerife de cara al informativo nacional. Debe haber algo más, tal vez instrucciones desde el Palacio de los Dragos para sacar Las Teresitas a nivel nacional como una playa de interés turístico.

 

Nadie tiene prohibido acudir a esta playa, en absoluto, pero el turista que desconozca los avatares de este recinto se encontrará, metros antes de llegar a la misma, con una mole grisácea a medio construir (o demoler, si el juez de turno se aclara), pestilencias diversas en varias áreas de los aparcamientos o la falta de servicios básicos, amén de que puede toparse, de propina, con ciertas excrecencias en el agua o en la arena, siempre y cuando consiga soportar el efecto croqueta que suelen sufrir muchos de sus usuarios. Esta es Las Teresitas, señores lectores, una playa sin bandera azul, pero desde donde algunos informan interesadamente.

2 comentarios

Anónimo -

Efectivamente la playa podría estar mejor, y es que se trata de la única que tenemos a tiro en Santa Cruz. No creo que sea muy costoso acondicionarla y cuidar de ella para que atesorase dicha bandera (la azul), y más teniendo en cuenta la brutal afluencia que tiene durante todo el año. El esfuerzo, me atrevería a decir, es casi obligado por parte del Ayuntamiento.

Máximo Medina -

No sea usted tan malo amigo Velarde, que, por cierto, el mamotreto no se toca, según la última sentencia de un juzgado de no sé dónde. La verdad es que Las Teresitas es una buena playa, pero últimamente nos hemos acostumbrado a verla en los diversos informativos, visuales, hablados o escritos, como foco de polémica o alguna trapisonda que otra por parte de empresarios y políticos a la par. Quizás los señores de Antena 3 se fueron a la playa santacrucera por el simple hecho de que no hay presupuesto para más, aunque sí me parece mal que no se comente que ese litoral no tiene bandera azul por razones obvias y que quienes dan esas distinciones no pueden olvidar. Hombre, qué quiere que le escriba, ver a Las Teresitas en pantalla sin que detrás se encuentren intereses políticos o empresariales me parece casi hasta bien. Aunque no en la finalidad presente. La crisis, maldita crisis, que nos atormenta un día sí y otro también. Que aguante usted el calor estoicamente. Que no hay otra, por mucho que queramos.