Puerto de la Cruz, de mal en peor
El Puerto de la Cruz, una coqueta localidad del norte de Tenerife, se ha convertido, definitivamente, en el laboratorio de pruebas de todas las chapuzas municipales que usted pueda imaginar. No sólo es que la ciudad esté despanzurrada por los cuatro costados con obras de mayor o menor dimensión, sino que todos los proyectos pendientes de ver la luz pueden dormir tranquilamente el sueño de los justos. La excusa ideal es la tradicional, no hay dinero, pero bien que fríen y sofríen a los portuenses a impuestos para comprobar como la misma calle se levanta cuatro veces durante el mandato del de siempre, del que no gana elecciones, sino mociones de censura, el patricio romano Don Marcos Brito, y dos piedras.
Tuve ocasión de estar el pasado fin de semana en el Puerto de la Cruz y el espectáculo que pude presenciar fue de lo más variopinto. Los accesos a la ciudad, ya sea por la zona del Botánico o por Martiánez, cortados en algún momento del trayecto. La zona de la estación de guaguas (cerrada y sin construirse aún la nueva) parece el escenario apropiado para el disfrute de atracadores y otros bichejos de dos patas. La Policía, por supuesto, ni está ni se la espera.
La ciudad parece haberse quedado anclada en los principios de los años 90. No se ha hecho nada nuevo, algún que otro retoque como operación de cosmética electoral para intentar embaucar al votante, pero nada más. El gran proyecto del muelle permanece atascado en alguna gaveta, a pesar de que el presidente del Gobierno, Paulino Rivero, fue capaz de hacerse la foto con Marcos Brito para decir que sí, que los ciudadanos de esta zona disfrutarían de una instalación portuaria como Dios manda. ¡Chiquita cara la de estos personajes!
Y ya no vayamos a la resolución de problemas particulares, caso del famoso edificio Iders. Años de injusticia con unos vecinos que ven como pasa el tiempo y que nadie toma cartas en el asunto. Un municipio que vive del turismo y que en plena zona hotelera tiene que ver como existe una especie de queso gruyere a su alrededor que amenaza ruina y desplome inmediato. Aunque, bueno, también es verdad que hay complejos hoteleros que van camino del derrumbe, alojamientos desvencijados, obsoletos y que no consiguen atraer a los turistas a pesar de sus ofertas de a 15 euros la habitación. Así está el panorama.
Pero nada, en las siguiente elecciones ganará el partido A o el B, pero al final, en el supuesto de que vuelva a presentarse el señor Brito, será éste quien coja las riendas del municipio. Posiblemente estamos ante uno de los casos en España más disparatados. El candidato que jamás ha ganado unos comicios, pero, por hache o por bé siempre ha tenido bien agarrado el bastón de mando. No sé si tendrán que hacérselo mirar los vecinos-votantes o que la democracia ha llegado a tal punto de perversión que ya cualquier disparate es factible.
3 comentarios
David -
maika -
Máximo Medina -