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Desde mi escaño

Rubiales, ocho sinvergüenzas y sus acólitos

Rubiales, ocho sinvergüenzas y sus acólitos

Luis Rubiales, a la sazón presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, AFE, apoya sin ambages a esta gentuza: Mikel Aranburu, capitán de la Real Sociedad, junto a Imanol Agirretxe, Jon Ansotegi, Mikel Gonzalez, Mikel Labaka, Eñaut Zubikarai, Markel Bergara, David Zurutuza, todos jugadores de la primera plantilla del equipo vasco, que han mostrado su apoyo a los derechos de los presos etarras. Este es, señores, el máximo exponente de la representación de jugadores. Un tío jeta, que dice que no opina sobre estas cosas porque no hay que mezclar churras con merinas. No, si no hace falta que des tu punto de vista. Es que ya son otros los que lo hacen, y además con toda la tranquilidad del mundo.

Lo que resulta escandaloso de esta historia, amén de la tibieza del señor Rubiales, es que aún nadie de la Audiencia Nacional o la instancia judicial que corresponda se haya movido para proceder a la detención de estos ocho simpatizantes del terrorismo. Estos caballeros, si es que se les puede llamar así, son desvergonzados a carta cabal. Evidentemente, saben que cuentan con la protección de una sociedad vasca que, a pesar del cambio político, aún sigue bastante mediatizada por el entorno abertzale, especialmente en un nido de víboras como es Guipúzcoa, donde han salido muchas de esas ratas o serpientes rastreras que, también por suerte, han ido cayendo a manos de la Justicia.

Por supuesto, mi respeto para el resto de una plantilla que se ha mantenido, al menos, al margen de esta declaración de intenciones, pero no de su cúpula directiva que, de momento, con su silencio otorgador da carta de naturaleza a que estos ocho desalmados hagan de la Real Sociedad la sucursal deportiva de ETA. A estos futbolistas les deberían de retirar la licencia deportiva de por vida. No pueden seguir manchando el buen nombre de un equipo (lástima de Consejo de administración que es igual de culpable) y, sobre todo, mezclándose con personas que repudian todo apoyo activo o pasivo del terrorismo.

Para mí, el señor Rubiales ya se ha caído con todo el equipo, pero lo mismo puedo decir del presidente de la Federación Española, Ángel María Villar, y del mandatario de la Liga de Fútbol Profesional, José Luis Astiazarán, que además fue dirigente realista. Lo curioso es que ambos mandatarios son vascos y, aunque no quiero sembrar la sombra de la duda, lo cierto es que me choca bastante que este hecho no haya sido condenado como debiera ser por parte de unas instancias deportivas que abogan por el juego limpio. ¿O acaso es sancionable que le partan la pierna a un jugador por un lance del juego, pero se ‘premie’ el apoyo a unos asesinos y a sus acólitos?

Ni siquiera el ministro de Deportes ha salido a la palestra ni el ínclito doctor Bacterio, alias Rubalcaba o el de Justicia ‘camión’ Caamaño se han pronunciado sobre el particular. ¿Será que esto entra en las negociaciones de marras para el nuevo comunicado-trampa?

2 comentarios

Máximo Medina -

Este asunto me hace a mí tanta gracia como a usted, pero creo que hay que saber distinguir entre apoyar los derechos de unos presos y el apoyo al terrorismo. En esta situación sucede lo mismo que muchas anteriores en el mundo del deporte: aprovechan su estatus para llegar más, aunque quien sabe si alguno de estos jugadores está pensando ya en su futuro, cuando deje el fútbol, para dedicarse a la política y de paso seguir chupando del bote. Con esos nombres y esas caras no me extraña que hayan tomado partido en esta cuestión. Ahora bien, tampoco debemos olvidar que en los terrenos de juego vasco se exhibían símbolos independentistas cuando aún eran ilegales, sin que nadie dijera esta boca es mía. Así que tampoco es que haya mucha sorpresa. Internacionales vascos, que jugaron muchos partidos con la selección española, con el tiempo se volvieron nacionalistas y con la mayor naturalidad del mundo. Como escribí al principio, esto de los jugadores realistas no tiene, para mí, la menor gracia.

Lewis Rogers -

Perdón, perdón, que me creía que era una columna de deportes, pero tras leer unas líneas me he dado cuenta de que esto es más político que José Manuel Bermúdez, el joven que desde pequeñito está en el rollo la vida pública. De esto no opino, aunque no me igualo al Rubiales ese, lo mío son los deportes. Así que disculpas y a ver si escribe usted algo del campeón de campeones: Rafael Nadal.